Difícil que haya habido un solo colombiano a quién no le doliera la bomba que explotó el pasado jueves 17 de Enero en Bogotá. Arrancamos el año con el cimbronazo de una detonación que nos dejó aturdidos. Bogotá fue epicentro de una tragedia que puso como víctimas a los jóvenes cadetes de la Escuela General Santander, de la policía. Indignación, rabia y dolor. Sin embargo, pareciera que incluso en pleno duelo nacional nos cuesta unirnos en una sola voz que rechaza cualquier forma de violencia, venga de donde venga y que atente contra cualquier persona. Las redes se inundan de desconsuelo y de mensajes mezquinos “eso fue fulano”, “que mengano no diga ni mú que él es pro guerra”, que porque votaron unos por el sí en el plebiscito y otros no, y así.
Lo que falta es más solidaridad independiente de las instrucciones de los gamonales. En otros países atentados de estas dimensiones desembocan una manifestación de apoyo hacia las víctimas y sus familiares. La entrada principal de la Escuela debería haber quedado repleta de ofrendas florales. Más bien fueron pocas, sentidas y hermosas flores blancas pero pocas. Es que estamos ocupados en nuestras vidas y como no me pasó a mi...
La solidaridad es un valor que debemos cultivar como sociedad. Y los líderes de esta patria dividida y polarizada deberían dar ejemplo de ello. Protegernos como colectivo, estar atentos a movimientos extraños, apoyarnos cuando vemos en la calle alguna persona en peligro, empezando incluso cuando vemos una situación que atente contra la dignidad de un niño y que en nuestras cabezas sabemos que eso que vemos no está bien, son oportunidades donde vale la pena ser solidarios.
Rendir respeto se convirtió en un duelo político y esa actitud no nos sirve para construir, sino todo lo contrario.
El gobierno nacional tiene que ponerse las pilas. El último atentado que vivimos en Bogotá había sido el del Centro Comercial Andino en junio de 2017, del cual toda la supuesta banda de delincuentes quedó en libertad, antecedido por el de la Plaza de Toros en el barrio la Macarena en Febrero de 2017. ¿Quién atentó contra Caracol Radio en agosto del 2010? ¿Quién lo hizo en octubre del 2006 contra la Universidad Militar? ¿Quién fue y por qué? La falta de justicia y de responsables es lo que permite que esta patria, en donde pasa de todo y no pasa nada, de garantías a los terroristas de hacer atentados sin que después haya una consecuencia correspondiente.
Y no se trata de encarcelar inocentes sino de dar con el paradero de la cabeza intelectual a quien no le importa llenar de dolor a una sociedad entera. ¿Cuáles son sus móviles? Este gobierno se tiene que poner las pilas para que la impunidad que tanto criticó, no se le termine devolviendo como un bumerán.
Sin embargo, es la sociedad civil quien tiene la primera responsabilidad de rechazar de manera contundente cualquier acto violento. Pero no solo para que no exploten las bombas, sino para empezar a cambiar esa mezquindad que impide que nos pongamos de acuerdo en cosas tan simples como que la vida de todo ser humano merece respeto.