Empezó la puja por el salario mínimo. Pero esta vez con sensatez, cordura, voluntad y esperanza, de las tres partes, ante la caótica situación económica del país y las proyecciones que se avecinan para el 2023.
Gobierno, gremios y trabajadores se sitúan en cifras que van desde el 13.5% al 17%, pero sensatamente negociables, lo que nos permite esperar unas negociaciones menos tensas que las que se han adelantado en los últimos años.
Esta vez, más que nunca, “el palo no está para cucharas”, como se dice popularmente. La inflación, los exagerados intereses fijados por el Banco de la República, el desbocado dólar, la pandemia, el extremo invierno, el desempleo, la informalidad, la extrema migración, el hambre, la reforma tributaria y la generalizada pobreza, nos tienen en una de las peores épocas que recuerde Colombia.
El hombre más rico del país, Luis Carlos Sarmiento, se ha conmovido con lo que se nos viene y hasta dónde podremos llegar. Advirtió la necesidad de alcanzar un incremento equitativo del salario mínimo y advirtió que “a los trabajadores hay que remunerarlos en su valor justo”. ¡Es el hombre más rico!
El director de Fedesarrollo, Luis Fernando Mejía, no se quedó atrás. También la ve, la situación catastrófica y necesaria de una confrontación certera y lógica para salir adelante. Para Fedesarrollo el incremento no puede bajar del 13.5%, porque la inflación y el estimativo de crecimiento arrojan ese cálculo.
La Anif, tampoco la ve clara para el 2023, por esos mismos factores, pero no se aventuró a fijar cifra alguna para reajustar el mínimo.
El titular de la Cartera de Hacienda, José Antonio Ocampo, analiza más la reducción del desempleo, que el alto costo de vida.
Según el Dane, solo hay 2.4 millones de desocupados, aunque la informalidad llega al 57.8%, para lo cual “el gobierno tendrá una política de formalización, empresarial y laboral”, afirmó Ocampo, sin tocar el alza del mínimo.
Lo importante es que los gremios están preocupados, y seguramente soltarán las amarras para que haya un acuerdo justo para empleados y pensionados, que no los impulse aún más hacia esa ruina a la que los han conducido los últimos acuerdos anuales.
Los trabajadores deberán actuar con la sensatez que hoy se aprecia entre gremios y empresarios para poder salir del embrollo y alcanzar remuneración en su justo valor.
Esta es la fuerza vital, con condiciones de vida sana e ímpetu laboral, que persigue Colombia para sustituir importaciones y elevar la oferta exportable, que anuncia la ministra de Agricultura.
Ese conjunto de hombres y mujeres son el futuro de esta patria que lucha para que toda su población se una contra las penurias que viene soportando por años. Para ello se requiere un alza en el salario mínimo, justo y digno que nos lleve a la vida feliz y plena.
BLANCO: La salida adelante de Hidroituango.
NEGRO: El creciente maltrato de niños y mujeres. ¿falta autoridad?