Continuando las importantes reflexiones que inspira la mirada hacia el futuro de nuestra amada Patria, después de impresiones que oscurecen el horizonte, pero habiendo iniciado otras que lo despejan y nos dan fundada esperanza de salir adelante, sigo compartiendo ese ir y venir de perspectivas que, afortunadamente, van despejando horizontes positivos.
Iluminador de salida hacia el futuro el Editorial del Nuevo Siglo: “Duque hará de arriesgar” (16-12). Interesante cómo, en torno a este joven Presidente, rememora el editorialista el trato de la opinión pública a antecesores suyos, con subir y bajar de popularidad que en distintos momentos llevó a incertidumbre y hacer pensar en Colombia como un “estado fallido”. Analizada la situación y circunstancias en las que se eligió a Iván Duque, en medio de una “división inédita de expectativa política colombiana, entre centro-derecha y centro- izquierda”, se ha encontrado el Presidente, en sus propios inicios, entre inconformidad de amigos y fieras críticas y actuaciones de opositores, pero “afianzado en su mente juvenil y moderación en sortear dificultades”. Le hace invitación, el editorialista a hacer sana política, por lo alto, y así tendrá “camino despejado”. Teniendo en cuenta la contextura de la personalidad del Presidente, de su ideario democrático, de su madurez que le da serenidad y capacidad para el diálogo, se encuentra apoyo para recuperar la esperanza nacional.
En medio de aportes que nos hagan llegar correcta apreciación del camino para recorrer, he encontrado el comentario de Plinio Apuleyo Mendoza (El Tiempo 21-11-18) con título alarmante, pero luego con signos de esperanza: “El despeñadero”. Advierte el escritor un escalofriante peligro de múltiples detalles que dan origen al título de su escrito, pero se tranquiliza al analizar la serenidad y prudencia con que el Presidente Duque, va respondiendo a cruciales necesidades, sus oportunas y bien dirigidas convocatorias que ha hecho a la Casa de Nariño hasta llevar allí a frontales enemigos, y que avance sin perturbarse por encuestas en su contra fruto de amañada y negativa presentación de sus actuaciones. Señala otras causas de desprestigio al Presidente como las fallas en un Congreso que no se acostumbra a caminar sin mermelada, las exageraciones de ideologías de izquierdas e intransigencias de derecha, los desequilibrios en la rama judicial politizada, el narcotráfico no detenido y que sigue como soporte de la subversión. La lista de males inveterados no termina, como la tampoco dominada corrupción a diversa escala. Pero afirma: “nada de ello ha olvidado un Presidente infatigable trabajador; es el mandatario que podrá salvarnos; tiene que saber la manera de ampliar su soporte político con coaliciones basadas en maduros proyectos y no en dadivas”.
Afrontando, así, el Presidente, con realismo y gran dosis de optimismo, acompañado de colombianos sinceramente amantes de la Patria, atendiendo voces como los serios análisis y prudentes consejos, se atenderán situaciones del campesinado, de la salud, de la educación y de aprovechar todo lo lleve a paz y reconciliación. Así hemos de ver a Colombia con mirada positiva hacia el futuro, seguros de positivos resultados.
*Obispo Emérito de Garzón
Email: monlibardoramirez@hotmail.com