Mirar para otro lado… | El Nuevo Siglo
Domingo, 6 de Marzo de 2022

O abrir un hueco para meter la cabeza, como los avestruces, pensando que el peligro no existe si no lo vemos, es lo que hace el país frente a las amenazas que acechan, distraído con falsos enemigos, construidos en los medios y las redes para confundirlo mientras camina hacia el abismo.

Podemos mirar para otro lado y no ver a Maduro envalentonado con su “poderosa cooperación militar” con Rusia, que no es sino la neocolonización de una potencia comunista con pretensiones imperiales, orquestada desde hace veinte años por la misma Rusia a través de Cuba, para convertir a Chávez y Maduro en fervientes comunistas primero, destruir el país y hoy entregárselo a Putin, porque Venezuela ya le vendió a Rusia su alma… y su petróleo.

El mundo no temblaba desde 1962, cuando Krushev se atrevió a instalar misiles nucleares en Cuba, pero hoy, mientras escribo, los invasores de Ucrania bombardean la central nuclear más grande de Europa, cuyo colapso sería diez veces la tragedia de Chernóbil. Putin ha demostrado que las sanciones de Occidente no lo intimidan, y no quiero pensar en lo que sucedería si se ve tentado a “restregarle las narices” a Estados Unidos en su vecindario.

También podemos esconder la cabeza para no mirar al candidato del progresismo, pupilo de Castro, admirador de Chávez, socio de Maduro y alineado con el comunismo ruso, organizando costosas manifestaciones sin explicar el origen de sus multimillonarios recursos, que derrocha en una correría para sembrar odio y prometer y prometer, con la irresponsabilidad de quien sabe que engaña.

Petro ha dicho que perseguirá con impuestos la tierra que considera improductiva, para dársela a quienes sí producen alimentos, destruyendo así a la ganadería, porque, para él, la carne y la leche no son alimentos, y amenazando la subsistencia de más de 600.000 familias; amenaza que repite su títere Bolívar, con insultos, mentiras y acusaciones baratas, a las que respondí en un video en el que defiendo con argumentos la dignidad de los ganaderos colombianos.

En Venezuela, esos campesinos que aquí defienden Petro y Bolívar pasaron de la pobreza a la miseria, deambulando por nuestras carreteras y mendigando en las ciudades, después de que el socialismo expropió 7 millones de hectáreas, destruyó el aparato productivo rural y los condenó al hambre y al exilio.

Sin rubor insiste Petro en que prohibirá la exploración de hidrocarburos, que ni a Maduro se le ocurriría y con lo que el país quebrará en “par boliones”, y promete modificar a su acomodo el Banco de la República para volverlo solamente “emisor” y así tapizar con billetes el camino a la debacle económica. Hoy, el orgulloso aliado de la Rusia invasora anunció un nuevo aumento del salario mínimo, que sigue alcanzando apenas para un cartón de huevos.

Miramos para otro lado también, para no ver el espectáculo de mezquindad en la campaña electoral. Es Riaño desdoblado, llenándose los bolsillos a costa de la dignidad del político que no le gusta y echándole la culpa a “Juanpis”; es el politiquero en campaña sobre el ataque infamante a quien considera su enemigo; es la incoherencia de rechazar los asesinatos de líderes sociales como bandera electoral, mientras se levanta la que impide luchar contra el narcotráfico que los causa; es el “centrosantismo” haciéndole el juego a sus compromisos con las Farc; es el partido liberal, otrora “glorioso”, sacando del baúl su trapo rojo de la internacional socialista para cortejar a Petro…

Es la libertad amenazada y la indiferencia suicida de la sociedad, que debemos romper en las urnas.

@jflafaurie