MONSEÑOR LIBARDO RAMÍREZ GÓMEZ* | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Octubre de 2014

MEJOR APERTURA

Fanatismo enceguecedor

Impresiona  de verdad, que personas dotadas de inteligencia, dejándose llevar por fanatismo en ideas que las han hecho penetrar hasta sus tuétanos, lleguen a desconocimiento de los aspectos positivos de hechos que han traído grandes beneficios a todo el orbe. Escuchar, con prevención patriotera, y ánimo obcecado, a un indígena promovido por idearios foráneos a su tierra, un Evo Morales, que el engrandecimiento de su nación le va llegando con la inmunización y rechazo del aporte recibido en tantos sentidos por acción de idearios de personas extrañas a sus nativos, es demostración evidente de torpe actitud de desconocimiento histórico, es un cerrar las puertas a la cultura y al progreso de las comunidades.

Un estilo de apertura a los valores cultivados en otros pueblos y naciones, es lo verdaderamente sabio, prudente y benéfico al acontecer de naciones, y acorde con su normal y benéfico avance. Es algo tan antiguo como la humanidad, que ha dado lugar al mutuo enriquecimiento con los avances  logrados en otras latitudes.

Es científicamente comprobado, a través de estudios sobre restos con carbono 14, que los primeros seres humanos hacen presencia en nuestro planeta Tierra no en Bolivia, ni en Colombia, ni siquiera en Europa o Asia,  Fue el inicio en naciones del África como Kenia, Tanzania y Etiopia, desde hace siete millones de años, pasando a Europa hace dos millones y a América, desde hace solo catorce mil años, en la última descongelación del paso Bering. Gran difusión humana se abre paso desde Mongolia, con emigración hacia el Extremo Oriente y hacia Siberia, con el avance posterior hacia América.

Esas migraciones desde hace siglos y milenios van influyendo en las distintas regiones de la Tierra, se van enriqueciendo, luego, con el intercambio entre los pueblos, sin que haya encerramiento empobrecedor en ellos mismos. Ese ha sido el avance normal de las naciones, hasta poder decirse que “la historia de la humanidad es la historia de las migraciones”. La apertura hacia ellas es camino de progreso.

Con el correr de los siglos, en las distintas épocas históricas, se ha dado influjo desde Grecia, de Roma y de Cartago, con centurias de expansiones de turcos, bizantinos y otomanos, que van dejando huella en distintos sitios del planeta. Como herencia de esas costumbres enraizadas en los humanos, viene, hace apenas quinientos veintidós (522) años, la iniciación del encuentro de dos mundos en el pequeño círculo en nuestro planeta. Es la llegada desde Europa a nuestras Indias Occidentales de osados marineros, y de aventureros conquistadores, que fueron protagonistas de lamentables abusos y de actitudes iconoclastas en estas tierras nuestras, pero que trajeron, también, innegables aportes de grande valor. Vinieron con ellos valiosos conocimientos científicos, programas culturales, experiencias para el cultivo de los campos, y, como algo de infinito valor, la fe cristiana con su invaluable beneficio.

Señalar ese encuentro de dos mundos y civilizaciones solamente bajo las fallas graves que se dieran, es actitud errada; ver en ese hecho solamente aspectos censurables, es obcecado error, fruto de torpe fanatismo. Que el 12 de octubre de 2014 sea, por el contrario, ocasión para actitudes sensatas y no de fanatismos enceguecidos. Acoger los valores que llegan de otras civilizaciones, cuidando y valorando lo propio, es sabio y benéfico estilo en contraste con otras insensatas actitudes. Cerrar los ojos a los beneficios inmensos que ha traído a nuestra tierra el mensaje cristiano, y destacar tan solo fallas humanas de sus portadores, es manifiestamente injusto y muestra de débil sentimiento de ideologías envenenadas por el materialismo y por destructor  secularismo, que bajo ciego fanatismo trata de difundirse en nuestros días.

monlibardoramirez@hotmail.com

*Presidente del Tribunal Ecco. Nal.