Fue mucho el tiempo transcurrido entre la llegada de Luis Miguel Morelli a la Agencia Nacional de Hidrocarburos y la destitución del funcionario. El propio Presidente Duque tuvo que actuar, porque era un funcionario inamovible para el Centro Democrático.
Las investigaciones dejan al descubierto clientelismo, corrupción y poder excesivo de una contratista que manejaba, actuaba y acomodaba las cosas dentro de la institución con, o sin la autorización de Morelli.
Fueron muchos los meses durante los cuales Morelli y, Slendy Clavijo, su “íntima asesora”, hicieron y deshicieron en la ANH. Ella, según se ha conocido era autónoma. Actuaba por su cuenta. Sus decisiones se producían con o sin el beneplácito del jefe. Según las investigaciones, publicadas por los medios, era tal la confianza que le depositaba a la subalterna, que en una ocasión, le ocasionó serios problemas conyugales.
Clavijo era autónoma porque su jefe no salía de los pasillos del Congreso y de las oficinas del Centro Democrático, partido que le brindaba todo respaldo político a cambio de “favores” y “prebendas”.
Ella, entre tanto, organizaba hasta los cuadros directivos de la institución. Nombraba y promovía vicepresidentes, ordenaba aumentos de salarios injustificados y asignaba “a dedo”, contratos.
La ministra de Minas, María Fernanda Suárez, se abstenía de participar en las Juntas. Sospechaba de las actuaciones de Morelli y Clavijo, pero sentía las presiones de ciertos miembros del Centro Democrático para sostenerlos y obtener beneficios de la Agencia encargada de administrar y regular nuestros recursos hidrocarburíferos.
Hubo los acostumbrados desplantes del senador José Obdulio Gaviria, cuando la ministra quiso aplicar controles. Algo parecido a lo ocurrido con el colega Álvaro García, a quien Gaviria le pidió la renuncia, para acomodar sus fichas. Esa salida se produjo. La de la ministra aún no y posiblemente se enmochile ante la decisión del Presidente Duque de declarar la insubsistencia de Morelli.
Los desafueros en la ANH han sido incontables y los despilfarros millonarios. La Contraloría adelantó investigaciones que fueron depositadas en las manos del Presidente Duque, que por fortuna actuó, a pesar de las gestiones que hicieron los miembros de su bancada para impedirlo.
A juzgar por declaraciones radiales de algunos parlamentarios de la bancada uribista, muchos estaban en contra de las actuaciones de Morelli y sus muchachas, pero lo grave es que la corrupción sí fue aprovechada.
Ese es el actuar de muchos de los políticos que manejan nuestro país. Cada vez se conocen más excesos de dirigentes deshonestos que quieren llegar a como de lugar a las altas esferas del poder. La compra de votos es moneda común, lo mismo que los contratos a “dedo” y los ríos de dinero que se reparten para compensar los gastos de las campañas. Esa la razón para que tengamos en trofeo internacional de la corrupción.
BLANCO: El libro ¨Los susurros de Kiko¨, se lanzó en Cali, y ya se agotó.
NEGRO: Dique somos país desarrollado. ¿A dónde nos llevan?