Pasé navidades en África en diferentes países debido a que viví 12 años allí. Además de la nostalgia propia de lo que implica para un colombiano estar lejos de la familia y de su país, mi experiencia fue grata y de un gran aprendizaje no solo por sus costumbres, sino por el significado de esa época para los africanos.
Parto del hecho que en África viven cerca de 350 millones de cristianos, lo que obviamente me lleva a comparar la forma y las diversas tradiciones según el país.
En Suráfrica, por ejemplo, hay una gran influencia europea que impacta la navidad, debido a la cantidad de migrantes y razas que allí se conjugan. Se adornan los almacenes con árboles de navidad, los niños también ponen sus medias en las chimeneas y las celebraciones se concentran en enormes comidas familiares y de amigos. Además, tienen la bella costumbre de celebrar el 26 de diciembre el “Dia de la Buena Voluntad”, toda la gente dona dinero o regalos dependiendo de sus posibilidades destinados a los más necesitados del país. Esa es la esencia del espíritu navideño sudafricano. La tradición es cenar con arroz y carnes de diferentes animales.
Se hacen árboles con alambre, la mayoría se adornan con muñecos zulús, dándole un sabor eminentemente autóctono. Esta es época de verano al sur del continente.
De Kenia recuerdo los agrandes asados especialmente de cabra, que se comparten con cerveza Tuskers. Sin embargo, me viene a la memoria como las tribus masái y kikuyo destinan las cabras solo por los niños y las mujeres. Ellos por tradición deben consumir todo.
En Zimbawe, se asiste a los actos religiosos obligatoriamente y llegando a casa se comparte comidas preparada por ellos con la comunidad. Este acto tiene un profundo espíritu navideño. Si usted es invitado debe llevar un manjar especial, que consiste por lo general de mermelada que acompañan con cabra y pan.
En Nigeria, por ejemplo, se hacen grandes banquetes con la familia. Parte de la festividad es visitar los mercados para comprar los animales que serán parte de él.
Me tocó la experiencia de presentar cartas credenciales un día antes de la navidad en Etiopía, que se celebra el día 7 de enero. Ésta fue maravillosa, pues al ser un país ortodoxo estas festividades se celebran ayunando y asistiendo a misa todos vestidos de blanco.
Ghana tiene la particularidad de que la navidad coincide con la fiesta de la cosecha de cacao, producto de exportación muy importante de este país, razón por la cual la navidad significa prosperidad. En la noche se come sopa okra y fufu.
En el Congo también se celebra con la participación en actos religiosos haciendo todo tipo de ofrendas y en un desfile especial de navidad, en donde se cantan villancicos africanos.
En Senegal últimamente, se ha vuelto una tradición que los vendedores informales cambian sus mercancías por santas inflables o arboles de navidad.
En Liberia el árbol de navidad es un árbol de palma de aceite.
En Costa de Marfil gran país cafetero y cacaotero también coincide con la cosecha, las calles las adornan con palmas y muchas velas reemplazando el árbol de navidad. Todas las iglesias celebran bellas misas con danzas y cantos de alegría por la llegada del niño Dios.
En toda el África oriental se celebran también las famosas fiestas de la Kwanzaa, palabra que proviene del suajili que significa “Matunda ya Kwanzaa” o “primeras frutas”, esta fiesta es tradición también en los afrodescendientes americanos. Duran siete días, el primer día se llama Umoja o unidad; el segundo Kujichagualiae que es autodeterminación; el tercero Ujama construir comunidad; el cuarto Ujima conmemorar la cultura; el quinto Nia que significa objetivo o dirección; el sexto Kumba, creatividad y el séptimo Imani o fe.
Lo interesante de este continente que a diferencia nuestra que confundimos Navidad con consumismo, parrandas, fiestas tragos, para ellos la visión espiritual de un ser superior, la responsabilidad comunitaria y el ayudar al más necesitado es lo relevante. Esto fueron los aspectos que me dejaron en el corazón los africanos. Los extrañaré mucho en estas fiestas.