Como dicen los pesimistas, sucedió lo que tenía que suceder. Con frecuencia el Congreso utiliza el “pupitreo”, para evacuar leyes, normas y decisiones sobre las cuales senadores y representantes, o poco conocimiento tienen o mucho interés despiertan en ellos. El pueblo y los electores poco les importan.
Por fortuna, aún existen pesos y contrapesos, que analizan, piensan y actúan para defender a la comunidad. Ello ha permitido que ciudadanos, entidades y defensores de los habitantes de Colombia, abogaran para impedir que la llamada Ley de Financiamiento le aplicara el más despiadado golpe a nuestra gente.
Un alcabalero -experto en bonos de agua- envió al Congreso una reforma tributaria disfrazada de financiamiento, con la más despiadada catarata de gravámenes orientados a favorecer a los más ricos, con exenciones tributarias, disminución de impuestos, descuentos a las importaciones de bienes de capital, reducción del ICA y otras prebendas; mientras, a los de a pie se les castigó al máximo y los ponían a cubrir la corrupción cometida por conocidos políticos, como es el caso de la electricidad de la Costa.
Como en las elecciones anteriores, aterraron a la población. Dijeron que Santos les había dejado un hueco de 25 billones de pesos, que al final redujeron a 7.5 billones. Cámara y Senado se apresuraron a ahorcar a los contribuyentes para favorecer al gobierno y a los ricos.
Claro que era necesario motivar esos regalos. Nos engañaron diciendo que con ello el país iba a crecer, a generar abundante empleo y mejorar la equidad y muchas gabelas más. Esto tampoco se dio, si se analizan las cifras oficiales.
Hoy cuando estamos a escasas dos semanas de que la Corte Constitucional pueda darle entierro de pobre a la Ley de Financiamiento, los interesados nos asustan con una catástrofe nacional.
Nos están preparando para lo que se requiera. ¿Otra reforma o ley de financiamiento? Seguramente ya la cosa está prefabricada y lista para caerle a la gente, cuando la Corte salga a defender a esta sociedad.
Y para completar, ya empezó a caminar la más funesta norma inconstitucional y antidemocrática que a alguien se haya ocurrido. El uribismo presentó un proyecto de ley para desconocer los conceptos de la Corte Constitucional, utilizando mecanismos que solo al “castrochavismo” se le podrían haber ocurrido. Ello pone a los electores a pensar, porque ese grupo político puso a la gente a votar para impedir que la extrema izquierda y Chávez nos llevaran a ser una Venezuela.
Se empezó proponiendo la existencia de una sola Corte y ya nos llevan por normas que eliminen la JEP, y otras que desconozcan los fallos de la Constitucional.
La gente empieza a preguntarse: ¿Para dónde vamos? ¿A dónde nos quieren llevar? ¿Qué más nos quieren quitar?
Por lo pronto, el 8 habrá indagatoria y el 16 fallo sobre la ley de financiamiento.
BLANCO: La advertencia que la niña Greta Thunberg hizo al mundo.
NEGRO: Trump, en la cuerda floja.