En sus justas proporciones, el anuncio de las mejores cifras en el crecimiento económico en el mes de julio debe ser bien recibido. No proceden, al respecto, de ninguna manera, palabras necias tales como decir que este resultado hará que ”críticos del gobierno se caigan para atrás”. Sin embargo, hay que mirarlo con mesura.
A inicios de agosto el gobierno anunciaba, con platos y platillos, en el Foro del Consejo Gremial, denominado Reactivación Económica: Confianza para crecer, que tendría en cinco semanas un Plan de reactivación, que aún no se ha presentado. Entonces, cómo sostener la tendencia positiva es la pregunta.
Si bien, los datos del mes de julio revierten cifras negativas de los meses anteriores, el crecimiento en año corrido es a penas del 1.9%, aunque se acerque a los pronósticos más optimistas de comienzo del año. El crecimiento mensual del 3.7% se compara con el 6.2% alcanzado en postpandemia en el gobierno anterior, en julio de 2022. Por eso toca tomarlo con precaución.
El mejor crecimiento es ante todo una señal de confianza, en sí mismo, del sector productivo y una reacción positiva ante las proyecciones de reducción de las tasas de interés, movida en gran medida por la baja en la inflación y también por la reducción de intereses en Estados Unidos.
Tres cosas valen destacarse: la reversión de las difíciles circunstancias de los meses de mayo y junio, cuando la economía se contrajo a una tasa negativa muy preocupante de 1,1 en promedio; que todas las actividades dejan de mostrar tasas en descenso, aunque unas sobresalgan y, en conclusión, la resiliencia del emprendimiento colombiano.
La Asociación de Instituciones Financieras -ANIF- explica en detalle que el buen comportamiento lo impulsan especialmente las actividades de entretenimiento con un 7.7% de crecimiento anual, por el extenso portafolio de conciertos, eventos deportivos, ferias y fiestas del mes de julio y un dinamismo de la administración pública jalonado, en especial, por una serie de pagos que realizó retroactivamente. Anima que el sector agropecuario creció a una tasa de dos dígitos, con un mejor desempeño en las exportaciones de otras frutas, arroz, plátano y productos de café y de ganado porcino y bovino.
No obstante, vientos desfavorables y preocupantes recaen sobre la producción de leche y la minería. En muchas de los casos, la capacidad para afrontar circunstancias económicas adversas se consume ante la inseguridad y hechos de violencia y extorsión aumentados en forma alarmante en muchas de las regiones.
¿Quién no desea un buen comportamiento de la economía y superar brechas de pobreza? El Plan de reactivación económica, mejor tarde que nunca, es necesario, para recobrar el ritmo y elevar la productividad. Si les es difícil entregar uno macro, puede hacerse por renglones, priorizando lo más deprimidos.
Este Plan tiene que ir de la mano con un entorno de seguridad, que por el contrario es cada vez más turbio y grave. Así lo ha dicho la mano derecha del presidente, Laura Sarabia, queremos un entorno seguro donde se pueda invertir. Esto empieza por guardar la mesura en las palabras. Así, sumar y no restar, multiplicar y no dividir es el principio de la reactivación.
*Presidente Corporación Pensamiento Siglo XXI