Nuestras sombras | El Nuevo Siglo
Sábado, 18 de Febrero de 2023

Uno de los condicionamientos de la humanidad es danzar entre luces y sombras. Hemos de ser muy cuidadosos, pues en cualquier momento nos puede arrastrar la oscuridad.

Este mundo está diseñado para que evolucionemos en medio de las dificultades.  No lo hacemos evadiendo, sino atravesando nuestros infiernos personales, que se manifiestan de múltiples maneras: enfermedades físicas, mentales y emocionales; accidentes y calamidades; nuestros egos engañosos, los cuales por momentos –cortos o prolongados– nos hacen creer que estamos alejados del amor, nos llevan a lastimarnos a nosotros mismos y herir a otros, nos impiden perdonarnos y perdonar, nos conducen por comportamientos que están diametralmente opuestos a la armonía…

Necesitamos no solamente atestiguar nuestras sombras, sino amistarnos con ellas, aceptar que las tenemos, para poder transformarlas.  ¿Cómo aceptar que tenemos patrones repetidos una y otra vez al entablar relaciones insanas? ¿Cómo, que padecemos una enfermedad o que la sufre un ser querido? ¿Cómo, que arrastramos por años o décadas cadenas que nos atan y de las cuales aún no nos hemos podido liberar?  Claro, la aceptación es difícil, pues nos han enseñado a luchar contra las sombras, a no echar reversa y a no rendirnos jamás.  Mientras luchemos, en realidad no podemos avanzar; no se trata de no actuar, sino de accionar cada vez con mayor consciencia del Amor, esa fuerza poderosa que todo lo sostiene. Mientras no retrocedamos cuando es necesario, nos estrellaremos.  Mientras no nos rindamos ante la vida tal como es, no podremos transformarla.

Perder la consciencia de estar conectados con el Todo es muy fácil: nos puede ocurrir en cualquier momento, por más avanzados que estemos.  Si hemos sido muy estudiosos, pero en algún momento nos descuidamos y perdemos el enfoque en aplicar lo aprendido, estamos expuestos a no estar listos en un momento vital, resbalarnos y caer.  Sí, la caída es parte de la existencia.  No es disculpa, sino una realidad universal: si cayeron ángeles cercanos al trono del Padre, verdaderos creadores de mundos, nosotros los mortales de este planeta diminuto también tenemos todo dispuesto para caer.  Ese es el cumplimiento del destino: no poder evolucionar y eternamente dar vueltas en el furor de la mátrix.

Solos no podemos evolucionar.  Requerimos la guía divina todo el tiempo, para que nuestros egos no se desboquen y nos lleven al despeñadero.  Esto no es teoría: lo expreso porque me he resbalado, he caído y he arrastrado a otros en el descenso.  He necesitado perdonarme y pedir perdón, revisar cómo mi ego –la parte caída de mi alma de la cual soy responsable– ha actuado, para transformar mis acciones.  ¡Somos humanos! Revisemos esa humanidad para salir de nuestros infiernos y sus sombras, para recuperar la consciencia del amor.

@edoxvargas