Las regiones más rezagadas del país viven en una paradoja: en épocas de crecimiento suelen beneficiarse mucho menos que las regiones más urbanizadas y con aparatos productivos más sofisticados; pero en épocas de crisis como la actual, suelen absorber el choque con mayor fuerza. Las razones podrían ser dos. La primera, es que el Estado ve reducidos sus ingresos en tiempos de crisis, sobre todo en los niveles local y regional, lo cual dificulta la provisión de bienes públicos locales. En contraste, en épocas de bonanza y crecimiento, los beneficios no se ven por la ausencia de un tejido empresarial diverso y robusto.
Ahora que el país se está planteando la necesidad de reactivar la economía, resulta fundamental mirar más allá de las regiones con economías más diversificadas y urbanizadas y concentrar esfuerzos en reactivar zonas que históricamente han dependido de una incipiente inversión pública, economías informales o agricultura poco tecnificada. En ese sentido, creo que las obras por impuestos, que emergieron de la mano del acuerdo de paz y de la reforma tributaria de 2016 para llevar inversión a los municipios de las Zonas Más Afectadas por el Conflicto -Zomac-, adquieren una importancia mayor en esta coyuntura tan compleja.
Las obras por impuestos son una figura reciente, que empezó en 2018. Según datos de la Agencia de Renovación del Territorio, en ese primer año se aprobaron $220.616 millones de pesos en proyectos, de un cupo máximo de $250.000 millones de pesos que había aprobado el Confis. A través de este mecanismo de inversión, participaron 28 empresas, se ejecutaron 23 proyectos, se llegó a 28 municipios en 12 departamentos, de los cuales 18 de ellos eran municipios cubiertos con los Planes de Desarrollo con Enfoque Territorial- PDET. En 2019 se duplicó el número de municipios, empresas y proyectos aprobados, pero la inversión efectiva final fue de $247.319 millones de pesos; un aumento relativamente pequeño frente al crecimiento de la cobertura de los proyectos aprobados.
La buena noticia es que las obras por impuestos amplían su alcance a las personas naturales desde este mes y, además, ya no solo se enfoca en construcción de vías, infraestructura educativa, de salud y de servicios públicos, sino que se podrán formular proyectos culturales o para la adaptación y mitigación al cambio climático. Para mantener el buen ritmo, se anunció por parte del Gobierno Nacional que el Banco de Proyectos se abrirá dos veces al año. Hará falta que el Confis permita un aumento del cupo para financiar más obras por impuestos, a fin de involucrar a más empresas y personas naturales que no se hayan visto significativamente afectadas por la pandemia y sus efectos económicos.
La reactivación económica debe ser una oportunidad para cerrar las brechas entre regiones; generar empleo y fortalecer la dotación de bienes públicos, esenciales para el desarrollo y avance de regiones históricamente rezagadas y que han sufrido con particular fuerza los golpes del conflicto armado, como es el caso del Litoral Pacífico, Urabá, Bajo Cauca y el Catatumbo.