“Sentía que me quemaba la boca cuando tomaba agua helada y no podía caminar sobre los baldosines fríos del piso porque sentía que se me quemaban los pies, pero, cuando tocaba una taza de té hirviendo la sensación era de frio helado”. Esto me decía una amiga que, recientemente, durante un viaje a una isla caribeña contrajo la ciguatera, una intoxicación o envenenamiento por consumir pescados contaminados con una toxina que se acumula en peces herbívoros cuando comen algas con pequeños organismos marinos (Gambierdiscus toxicus) que vive en los arrecifes de coral y son altamente venenosos.
Sucede que peces como los pargos, que viven alrededor de los corales, se alimentan de dicha alga y la toxina venenosa se va acumulando en sus cuerpos. Entre más grande sea el pez su carne puede contener mayor concentración de veneno pues el pez grande, por ejemplo, una barracuda puede haberse comido varios pargos envenenados, aumentando la acumulación del veneno en su cuerpo.
Luego, un pargo o un filete de un pez grande llega a la mesa de una persona que inadvertidamente se envenena con su carne. Valga decir que esta toxina no se afecta con la cocción ni con el congelamiento y, da lo mismo si el pescado está cocinado o crudo. Tampoco se identifica por el olor, la apariencia o el sabor del pescado.
Lo que sí se sabe es que el alga solo se encuentra en aguas tropicales del Caribe y el Atlántico, aun cuando hay casos reportados en el Pacífico, pero jamás en aguas frías. Así que los pescados de aguas frías marinas no causan este envenenamiento.
El estado de salud de mi amiga llegó a ser alarmante y se vio obligada a permanecer en el hospital por varios días. Aun semanas después mi amiga continúa con algunas secuelas como anemia, ritmo cardiaco irregular y otros desagradables síntomas. Lo peor es que esta toxina puede quedarse en el cuerpo por años o nunca desaparecer.
Los síntomas producidos por este envenenamiento incluyen, mareo, desorientación, náuseas, vomito, mal de estómago, deshidratación rápida y peligrosa, dolor de los huesos y del cuerpo, cansancio extremo, adormecimiento y hormigueo en las extremidades, en los dedos de los pies y las manos y, sobre todo, en la boca y la lengua, además de la ya mencionada sensación “térmica inversa”, por ejemplo: el agua fría se siente caliente y la caliente fría.
Investigando sobre la ciguatera me sorprendió saber que ya en épocas de la colonia se conocía y fue descrita por diferentes navegantes del Caribe. En 1606 ya hablaban de ella los marinos que recorrían el Pacifico Sur y en 1774 la mencionó en Nueva Caledonia en famoso capitán ingles James Cook.
Para evitar este peligroso envenenamiento no se debe comer pescado entero de aguas tropicales o filetes de más de media libra. Muchos dicen que no se debe consumir este tipo de pescado en los meses con r en su nombre. Dicen que si se refriega un metal contra la carne envenenada el metal cambia de color.
Lo cierto es que el año pasado se reportaron aproximadamente 50 mil casos de ciguatera en el mundo. Así que la mejor manera de no contraer ciguatera es simplemente no comer pescado tropical, consumir solo los de aguas dulces o frías.