ORLANDO CANO VALLEJO | El Nuevo Siglo
Lunes, 6 de Febrero de 2012

Empleo digno

Como a la economía nacional le va bien, más personas se animaron y están saliendo a buscar trabajo. Esa puede ser una explicación simple del aumento a 12.5% en la tasa de desocupación, con más de 2.8 millones de desempleados en los registros del DANE.
Claro que deben ser más de 3 millones los desocupados, si sumamos gentes del campo que siguen tentadas por migrar a las capitales.
Si la gente oye, lee y se entera de que al país le va bien en crecimiento económico, clima de negocios, inversiones, exportaciones, registros mercantiles y confianza por parte de las calificadoras internacionales, se anima a buscar empleo.
Si bien la tasa de desempleo no es favorable hay un argumento para ser optimistas: la economía crece y no es impensable apostarle a tasas de 6 y 7% del PIB anual.
El país está en condiciones de regresar a ese crecimiento, pues hay factores que lo facilitan tales como dinámica exportadora, aumento de inversiones en pesos y en dólares, apertura de factorías e hipermercados, ensanches y modernización, nuevos capitales para ciencia, tecnología, infraestructura, y mayores compras estatales.
También influye la acertada política monetaria que orienta la Junta Directiva del Banco de la República, permitiendo la liquidez que requiere la economía, evitando excesos en el consumo de los hogares o recalentamiento de la economía y manteniendo a raya la inflación. El Emisor viene actuando con responsabilidad social.
En general, hay optimismo entre empresarios e inversionistas. El mercado abierto de capitales sigue siendo atractivo, en tanto que la renta fija, la finca raíz, los fondos de inversión muestran buena tendencia. La revaluación, para los exportadores, sí es un dolor de cabeza con alta influencia del entorno internacional. Hay que saber convivir con o sin revaluación.
El tema central sigue siendo generación de empleo estable, productivo y digno para profesionales y obreros. Hay que sacar a tanta gente de la informalidad, de la humillación social en que viven y permitirles el derecho a un trabajo decente que los dignifique.
Miles de personas necesitadas vienen siendo explotadas en bares y restaurantes de alta facturación, sometidas a jornadas mayores a 12 horas diarias sin un sueldo básico, sin un contrato, sin seguridad social, sin prestaciones, y lo peor, sin quien los defienda de esos patronos indeseables.
Jóvenes estudiantes, mujeres cabeza de hogar, madres separadas y universitarios, bajo extenuantes horas de trabajo en centenares de negocios que hacen utilidades a costa de la explotación laboral. ¿Quién les sigue los pasos a tantos negocios que enganchan gentes sin acato a la ley? Es hora de intervenir.