Orlando Cano Vallejo | El Nuevo Siglo
Jueves, 24 de Marzo de 2016

MIRADOR

Reflexión

 

ESTE jueves y viernes santos, el gobierno del Presidente Santos debería hacer reflexiones sensatas y constructivas sobre la ruta del país.

Le caerían bien unos retiros espirituales al Ejecutivo, al sector privado y a los entes de poder y de control sobre lo mal que deben estar haciendo para que la Nación ande, o mejor no ande.

La corrupción lacera el cuerpo del Estado.

Una cruz pesada cargan hoy a cuestas la mayoría de hogares colombianos por culpa de en entorno bien complicado y adverso a los intereses ciudadanos.

Un calvario el que padecen las gentes más vulnerables, pero también la clase media.

Preciso una peregrinación a la reflexión para que no se crucifique más al pueblo.

La Semana Mayor invita a la sinceridad de quienes gobiernan y dirigen como de quienes padecen las inclemencias del establecimiento.

El rumbo de la Nación no es por azar, ha sido marcado por decisiones equivocadas y líderes nocivos y carcomidos por intereses particulares.

Mientras se intenta salir de la horrible noche de la guerra con la guerrilla de las Farc y el Gobierno centra su interés en sacar adelante los diálogos de paz con el favor del plebiscito, la economía está nublada.

Los negocios marchan por un viacrucis, la confianza es una crucifixión, el optimismo está en la cruz y la redención no parece fácil.

Los mandatarios no son culpables del Fenómeno del Niño, pero sí son responsables de no actuar oportunamente para prevenir y evitar algunas de sus consecuencias.

Poco se han ocupado de preservar ríos, cuencas hídricas, quebradas, desembocaduras, embalses e hidroeléctricas regionales. La tala de bosques, la deforestación a la orden del día.

La cultura del ahorro no cuenta, menos en agua y energía. Las campañas se activan solo cuando estamos sedientos y los incendios forestales queman el entorno.

Lo mediático es lo que cuenta. Algo parecido con San Andrés Islas y el Archipiélago: se hace presencia cuando Nicaragua se siente, ni antes ni después.

Se le dan largas al déficit en las finanzas públicas, a las cuentas externas, al desajuste fiscal y en cuenta corriente. Luego, con la caja vacía, se tiene que recaudar más y los contribuyentes pobres, no los pocos ricos, son los que responden.

 

Luego vendrá el crudo invierno y lo mismo. Deslizamientos, cultivos arrasados, casas abajo, animales ahogados, derrumbes en carreteras, muerte y desolación en caseríos. No se actúa antes para prevenir.

Reflexión para la reparación de un país que vive su propio calvario.

 

Peregrinación contra la corrupción que no sabe de religión.