Es una locura entregarle la soberanía energética a Venezuela. El entramado que planea el presidente Gustavo Petro busca oxigenar a la dictadura con dinero de nuestros impuestos, generar una peligrosa dependencia a una organización criminal y pone en peligro a Ecopetrol.
El chavismo, hoy liderado por Nicolás Maduro, se ha robado a manos llenas a la estatal Pdvsa, causando que una de las petroleras más importantes del mundo entrará en declive, pasando de 3.280.000 barriles diarios en 1997 a 770.000 en 2023.
No nos mintamos, lo anterior, es el resultado de una dictadura que ha patrocinado una corrupción estructural que convirtió a esta importante empresa en un botín para los adeptos del Régimen, lo cual llevó a que la petrolera se viera involucrada en decenas de escándalos nacionales e internacionales.
Pdvsa se convirtió en un vehículo más de lavado de la dictadura que acarreó sanciones gravísimas como su inclusión a la Lista Clinton, lo cual terminó de acabar con su capacidad productiva, le cerró puertas de muchos mercados y la convirtió en un socio vetado para buena parte del mundo, en especial para Ecopetrol.
Nuestra petrolera tiene decenas de importantes contratos con una cláusula de terminación automática que se activa por entrar en relaciones comerciales con empresas sancionadas como la petrolera venezolana. Además, nuestra relación con Estados Unidos es estrecha y una decisión como está, sin lugar a dudas, sería temeraria.
Teniendo todo esto en cuenta y sabiendo lo perjudicial que puede llegar a ser para Colombia, cabe preguntar, ¿Por qué Petro insiste en esta alianza?
Sencillo, porque para él es un buen negocio.
Vamos por partes: Uno, explorar y explotar hidrocarburos en Venezuela requeriría una gigantesca inversión de capital humano, tecnológico y financiero por parte de Ecopetrol, cosa que el régimen Maduro no tiene y necesita para solventar su propia incapacidad productiva.
Dos, el argumento ambientalista de Petro es una chambonada, pero una buena excusa. ¡La retórica lo aguanta todo! Explotar y explorar hidrocarburos tiene afectaciones al medio ambiente aquí y en Cafarnaúm, lo que él busca es tener, ojo, un “propósito” que le permita mover los vigilados recursos de Ecopetrol al mayor paraíso criminal del continente que es Venezuela.
Maduro a lo mejor no sabe nada de petróleo, pero sí de corrupción y Petro lo sabe.
Tres: la dependencia energética de Colombia implica que compremos la materia prima o refinados a largo plazo, solventando financieramente a Maduro, le garantizamos renta fija con la garantía de que sí o sí requerimos del producto. Imagínese el poder que Petro le otorga a su socio. Eso no es ni será gratis.
Finalmente, todo este armazón, que está lejos de concretarse, le permite a Petro pagar favores. No hace falta saber ciencia de cohetes para unir los más que evidentes nexos entre el Clan Torres, Benedetti y Danilo Romero.
Ñapa: Dicen que el último viajó a Venezuela no hace mucho y volvió con el rabo entre las patas.