Magnífica y grandemente amada, la figura de un vigía que cumple su misión con responsabilidad y gran amor. Es ésta la realidad que encarna nuestro Supremo Pastor y guía en la tierra, el Papa Francisco. Ser vigilante para castigar a quienes fallan, es tarea no tan agradecida, pero serlo para advertir riesgos, para atender a quienes todos abandonan, para cuidar al marginado y al herido, para advertir los riesgos en medio de irresponsable despreocupación general, sin más anhelo que el bien de los demás, ni esperar recompensa, ese si es precioso servicio. Bien dijo el Maestro Valencia: “Es medio amor amar con esperanza, y amar sin ella verdadero amor”.
Viene a mí memoria una escena familiar con muy sentidos detalles, cuando en casona de hacienda se llevaba adelante alegre fiesta nocturna, con distinguidos invitados, y en sana alegría, pero estaba en esa casa, en plena juventud, inconsciente en un lecho, un joven que había sufrido una caída, la víspera en la tarde. Al despertar éste, en la madrugada, al son de la música y sano jolgorio, y abrí los ojos, y sentía en mi frente una mano madre que ponía paños tibios en su frente: era su madre. ¡Qué imagen más preciosa de un vigía amoroso y fiel, en medio de la despreocupación general!
A los anteriores preámbulos me ha llevado el actuar de nuestro querido Papa Francisco, con el reiterado tema del “cuidado de la CASA COMÚN”, tratado ampliamente en escritos suyos, uno de los cuales la reciente Exhortación Apostólica “Laudate Deum”, del 04 de octubre de 2.023. Este precioso documento había sido precedido por las Encíclicas “Laudate Sí” del 24-05-2015 y por “Fratelli Tutti” del 3-10-2020. Es la posición tan responsable del permanente y fiel vigía de toda la familia humana.
Hace ocho años, con el acento del de Asís, lanzaba el Papa un grito como contenido, “Laudate Sí”, que llegan a todos los ámbitos de la tierra, con invitación a “alabar al Creador”. En seis apretados Capítulos, encierra bien, el Papa, su magistral enseñanza, que quisiera fuese oída en todo el universo: 1º.- “Lo que está pasando en nuestra casa”; 2º.- “Evangelio de la creación”; 3º.- “Raíz humana de la crisis ecológica”; 4º.- “Ecología integral”; 5º.- “Orientación y Acción”; 6º.- “Educación y Espiritualidad Ecológicas”.
Pasaba, en el 2.020 al llamado universal “Fratelli Tutti”, ahora en ocho sugestivos Capítulos: 1º.- “La sombra de un mundo creado”; 2º.- “Un extraño camino”; 3º.- “Pensar y gestar un mundo abierto”; 4º.- “Corazón abierto al mundo entero”; 5º.- “Hacia mejor política”; 6º.- “Diálogo y amistad social”; 7º.- “Caminos de encuentro”; 8º.- “Religiosos al servicio de fraternidad en el mundo”.
Queriendo recordar todo el contenido de esas dos formidables Encíclicas, antes de terminar el año 2023 (04-10), siente el Papa su deber no dejar en el recuerdo sino insistir, como fiel vigía en su urgente vigencia, y nos entrega la vibrante Exhortación “Laudate Deum”, en 73 apretados numerales, que culminan advirtiendo que el ser humano que no cumpla su misión, de vigilante o pretenda ocupar el lugar de Dios “se convierte en el peor peligro para sí mismo” (Continuará).
*Obispo Emérito de Garzón
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