La orden de romper relaciones con Israel expresada a gritos por Gustavo Petro ante los sindicatos reunidos en la Plaza de Bolívar, como lo han hecho por décadas el 1 de mayo para celebrar el Día del Trabajo, es una cortina de humo más de este gobernante para desviar los ojos de los colombianos de la corrupción, ineptitud y toda clase de desfachateces de este desastroso gobierno.
Sí quería denunciar a gobiernos asesinos por qué no ha denunciado los 10.000 asesinatos cometidos por las fuerzas de seguridad de su amigo Nicolás Maduro en Venezuela. ¿Acaso no ve lo que ocurre a nuestros hermanos venezolanos, no sabe que más de 10 millones de venezolanos han tenido que escapar de su país para ir a rebuscarse la vida en cualquier país del mundo? Petro guarda silencio contra las horripilantes cifras presentadas por la ONG Provea, sobre los miles de crímenes cometidos contra los venezolanos por Maduro y sus secuaces.
¿Por qué, en vez de escupir tanto odio y división entre los colombianos, no se disculpó por las catastróficas cifras que salen a diario sobre su gobierno? Hubiera sido mejor explicar cómo piensa detener el aumento del desempleo que crecer y crecer afectando a millones de colombianos. ¿O es que este no es su pueblo?
El 1 de mayo tampoco explicó por qué no ha sido capaz de detener los asesinatos de líderes sociales que este año ya suman 58 defensores de sus comunidades, esas donde él pretende afianzar su política de odio entre razas y clases sociales.
Nada dijo tampoco de las 21 masacres ocurridas en los últimos meses y del terror que se vive en Cauca, Nariño y Guajira.
Nada de la inseguridad en campos, pueblos y ciudades por la invasión de tierras, la extorsión y la impunidad, aupadas por el gobierno al no permitir a las fuerzas de seguridad de la nación responder en defensa del ciudadano indefenso, dizque por treguas firmadas con los grupos terrorista, quienes descaradamente no las cumplen y por criminales de toda especie que, como “perros por su casa”, impunemente, se han adueñando del país, inclusive de sus vías de comunicación, sin que haya quien los contenga.
Lo peor es cómo Petro les dio la espalda a los colombianos al no reconocer en su discurso el hambre del pueblo causado por el aumento del IVA declarado por su gobierno a fines del 2023, el cual, sumado al aumento de la gasolina decretado también por su gobierno, corroe los bolsillos de los más necesitados. ¿Acaso no se ufana de ser el “defensor del pueblo”?
Petro continuamente ofrece subsidios para unos y otros, inclusive el absurdo subsidio para que jóvenes criminales dejen de cometer atrocidades. Simplemente, con que baje el IVA de los alimentos, el pueblo podría vivir mejor, sin necesidad del inmenso costo que significa, en burocracia y otros aspectos, montar los subsidios ofrecidos.
¿Cómo se atreve a acusar al pueblo, que pacíficamente se ha manifestado en su contra, de promover la muerte? Es él quien no para de incitar al odio y a la división, que puede llevarnos a un baño de sangre.
En la manifestación del 1 de mayo a Petro se le salió el guerrillero que corroe su alma y, desvergonzadamente, mostró su sed de guerra. Así lo verá la historia.