Ya vamos viendo cómo se rodea Gustavo Petro en su primer gabinete designado. Comencemos por Patricia Ariza, la ministra de Cultura, tan roja como la tintura que se aplica en el pelo; comunista desde su juventud, Doctora Honoris Causa del Instituto Superior de Arte de La Habana. Ariza afirmó en Twitter que su nombramiento era: “Un estallido de cultura en toda Colombia para la paz y la convivencia”, olvidando su participación reciente en las “barras bravas” causantes toda clase de heridos, destrozos e incendios.
Poeta y dramaturga, conoce de memoria los versos de Pablus Gallinazus, su amigo en los años 60, encendidos de cannabis, amor en comuna y flores en el pelo. Lo grave es su poca preparación para administrar un Ministerio que tiene múltiples e importantes organismos adscritos entre ellos: el Museo Nacional de Colombia, el Archivo General de la Nación, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia, el Instituto Caro y Cuervo, la Biblioteca Nacional. Manejar los presupuestos y burocracia del Ministerio le va a quedar de “pa’riba”.
Lo que si les garantizo es que convertirá al Ministerio en un cómodo enclave de izquierdistas, rápidamente se finiquitará la toma de la izquierda de la cultura colombiana de la misma manera como los maestros comunistas de Fecode se tomaron la educación pública. No en vano esta es una de las directrices de los grupos de Sao Pablo y Puebla, la toma de la educación y la cultura para destruir la democracia.
A Cecilia López, la propuesta ministra de agricultura, furi-izquierdista más que liberal, le sobra experiencia administrativa; exministra de Medio Ambiente y Agricultura, además de directora de Planeación Nacional. El presidente electo le ha dado el encargo de ejecutar una fulminante reforma; ella dice: “Vamos a emprender una reforma agraria sin timidez”. Propone convertir tierras ganaderas en agrícolas. Entonces, ¿pretende expropiar las ganaderas? No que eran las baldías las que expropiarían. ¿No sería mejor meterle el diente a las miles de hectáreas baldías de las reservas indígenas, o a las del gobierno?
¿Será que le va a quedar tiempo de meterle vapor a la reactivación del agro, algo super urgente? Quizá a la doctora Cecilia no le quedará tiempo para los problemas del agro, seguramente se le irán todas sus horas en expropiar. O quizá, no tiene claro cuáles son las inaplazables necesidades de los agricultores colombianos, o en su afán por expropiar a Gustavo y Cecilia se les pasarán por alto las necesidades diarias de nuestros campesinos.
Para encabezar la alarmante “destrucción” de las EPS, propuesta por Petro, se posesionará la siquiatra Carolina Corcho, comunistoide y politizada hasta los huesos. Corcho aterra con las sandeces que dice en sus entrevistas. Así, presenciaremos la destrucción de un programa que ha logrado dar cobertura de salud para 99,6% de los colombianos.
Por último, tenemos a Susana Muhamad, nada convincente en su discurso y con poquísima experiencia administrativa: duró cinco años como consultora de desarrollo sostenible de la Shell y fue secretaria de ambiente y secretaria general de Bogotá, durante la desastrosa alcaldía de Petro. A su ministerio, entre otras labores, le corresponde la administración de todos los Parques Nacionales y sus delicados ecosistemas tan amenazados por el narcotráfico.
Desgraciadamente estas ministras actuarán ante la indiferencia de los parlamentarios entregados a Petro. ¡Qué vergüenza!