Hasta hace poco tiempo la política fiscal de la administración Petro venía mostrando solidez y sostenibilidad.
El cumplimiento de la Regla Fiscal ha sido predicado permanentemente por los dos Ministros de Hacienda (Ocampo y Bonilla)
Sin embargo, últimamente surgen dudas sobre si para el 2024 podrá seguirse cumpliendo con la Regla Fiscal.
Todavía no existe un cálculo fiscal certero de cuánto valdrán las reformas que se están tramitando o comienzan a tramitarse en el Congreso.
Este es un punto extremamente delicado pues los costos que se han mencionado en base a los proyectos circulados pueden ser descomunalmente altos.
El Comité Autónomo de la Regla Fiscal (CARF) llamó recientemente la atención sobre este asunto.
Recordemos que hay varias reformas que están pidiendo pista en la legislatura actual: pensiones, laboral, salud, servicios públicos y educación, entre otras.
Otro factor que empieza a oscurecer el panorama fiscal es que el recaudo (por virtud del decaimiento económico que se vió claramente con las cifras de crecimiento del segundo trimestre del año, 0,3%), está por debajo de lo que fueron los pronósticos de crecimiento que acompañaron la discusión de la última reforma tributaria.
Igualmente, y tal como lo ha señalado recientemente el exministro Ocampo, las proyecciones de ingresos que soportan el proyecto de presupuesto actualmente en discusión en cuanto se refiere a recaudos esperados de la DIAN pueden estar sobre estimados.
Por otra parte, si bien es cierto la evolución cambiaria de las últimas semanas ayuda al servicio en pesos de la deuda, no es menos cierto que las exportaciones se encuentran en un nivel extremadamente bajo con relación a sus promedios históricos. El déficit en la cuenta corriente del país tiende a acentuarse.
Capítulo especial ocupa la evolución de la inflación que no ha sido tan favorable como se esperaba.
Mantenemos una de las inflaciones más altas de América Latina, y la rebaja de las tasas de interés del Banco de la República se va a demorar más de lo que se esperaba.
El banco probablemente no seguirá subiendo su tasa de referencia, pero tampoco se precipitará a bajar el nivel actual bruscamente
Otra razón que apunta en la dirección de una cierta confusión en la política fiscal es que están empezando a aflorar pasivos muy voluminosos contra las cuentas públicas con los cuales no se contaba. Menciono a título ejemplos los siguientes:
Pasivos de Adres con las EPS
Pasivos resultantes de la congelación de peajes que se decretó para el 2023 y que aún no han sido resarcidos a los concesionarios (más de $1billon)
Pasivos al interior del sector eléctrico, y muy concretamente con las comercializadoras de energía provenientes de subsidios inpagados aún y de la llamada “opción tarifaria” que se autorizó durante la pandemia.
Otra razón que empieza a ensombrecer el futuro fiscal inmediato son los anuncios de gastos nuevos que se vienen haciendo sin contar con un respaldo presupuestal cierto. Dentro de estos se puede mencionar también a título de ejemplo los siguientes:
Pagos de $1millón mensuales a cien mil jóvenes que se busca sustraer de las bandas criminales.
Pagos ofrecidos a los cocaleros dentro de la nueva política de drogas para que erradiquen voluntariamente sus cultivos. Esto puede valer varios billones de pesos que no están provisionados en las cuentas presupuestales.
Subsidio a los taxistas para no congelarles a ellos los aumentos de gasolina que aún falta
Otra razón que empieza a ensombrecer el futuro fiscal del país (entendiendo por tal el cumplimiento de la Regla Fiscal) es el resultante de las incertidumbres que siguen rodeando la política energética. Ejemplo de ello son los siguientes:
El acuerdo con los taxistas arrastrará con toda seguridad la suspensión indefinida del ajuste que estaba proyectado para el diesel que, a su turno, representa el 70% de los subsidios a los combustibles que se otorgan a través del fondo de estabilización.
Estaba previsto que una vez se completara el ajuste del precio en la gasolina se continuaría con el ajuste del precio del ACPM. Esta formulación queda al menos en entredicho con el acuerdo al que se llegó con los taxistas y obligará a que el factor negativo más gravoso con el que arrastra la política fiscal que es el déficit del fondo de estabilización, se prolongue por un tiempo mayor del que estaba estimado.
Las posibilidades de cumplir con la regla fiscal a partir del año entrante se han comenzado a oscurecer.
El clima de incertidumbre política y de pugnacidad entre el sector público y el sector privado han acentuado este clima de incertidumbre económica. La caída de más del 25% en el valor de las acciones que se negocian en la bolsa de valores de Colombia es la mejor prueba de ello.
El clima de inseguridad y el estado incipiente de las conversaciones de paz, o inexistentes frente a algunos de estos grupos, es otro factor que golpea la actividad económica y de contera los pronósticos fiscales.
Los diálogos con el ELN por ejemplo apenas están iniciándose, y se prolongarán hasta mayo del 2025 en lo que se llama “consultas con la sociedad civil”; la negociación sustancial de la agenda con este grupo solo empezará cuando al gobierno Petro le quede solamente escaso año y medio.
Y con los otros grupos que conforman el abanico multicolor de la paz total el panorama es aún más incierto.
No creo que la política económica vaya a colapsar: pero tendremos un año 2024 de crecimiento económico muy pobre y una situación fiscal que, ciertamente, no luce lo suficientemente holgada para que se siga cumpliendo la Regla Fiscal, ni para que se conserve un nivel satisfactorio de credibilidad ante los mercados nacional e internacionales.
POSDATA: La sorpresiva muerte de Hernando Yepes es una triste noticia para el país Jurídico, para quienes como el defienden la constitución, para la intelectualidad noble, para su familia, para Caldas, para sus amigos, y para Colombia toda. Hará una falta enorme. ¡Paz en su tumba!