Por las altas cortes | El Nuevo Siglo
Jueves, 5 de Marzo de 2020

Al fin desatrancó la Corte Suprema de Justicia la designación de sus vacantes, superando la crisis que amenazaba con la desintegración de la Corporación. Se optó por una vía que ya había tenido aplicación en el año 2010, la interpretación del Reglamento que señala que las decisiones se toman por las dos terceras partes de sus miembros. Por supuesto, que si la lista de miembros se reduce por vacantes absolutas, las dos terceras partes también se deben rebajar.      

Seguramente vendrán demandas sobre la validez de no aplicar las dos terceras partes sobre los 23 magistrados potenciales y se dirá que los elegidos no contaron con los 16 votos necesarios para ser elegidos.

Ese será otro problema y para el futuro; la crisis queda superada, la Corte puede luego ratificar lo hecho o el Consejo de Estado modificar su criterio expuesto en el caso de la exfiscal Morales. Se trata de una interpretación razonable, que tiene a mantener la continuidad en el servicio y a evitar una crisis en la institucionalidad democrática.

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El tema del aborto y su permisión o prohibición había regresado a la Corte Constitucional, con ocasión de una demanda presentada por una ciudadana, donde reclamaba que la interrupción del embarazo volviera a penalizarse plenamente, incluso en los tres casos autorizados por la sentencia del 2006: embarazo producto de una violación, riesgo para la vida de la madre o malformación del feto.

Como argumentos expuso la demandante que despenalizar el aborto “afecta la dignidad y la integridad psicológica y física de las mujeres, pone en peligro la conciencia y la salud mental de los médicos que realizan el procedimiento y atenta contra la vida, la integridad y la intimidad de los niños”.  Además, agrega la vulneración de los derechos del progenitor.

Por graciosa ironía, la demanda estuvo a punto de lograr exactamente todo lo contrario; pues el magistrado ponente, dio al tema una vuelta de 360 grados y llevó a consideración de la plenaria de la Corte, una propuesta de despenalización total del aborto hasta las 16 semanas de gestación sin excepción alguna. Con un voto a favor, tres salvamentos de voto y cinco aclaraciones, la Corte dejo las cosas como estaban y por ende, el país continuará como venía.

La Corte se “salió por la tangente”, y como se está volviendo moda en las Altas Cortes, para no despachar de fondo los recursos extraordinarios, le echó la culpa a la demanda, acusándola de defectos de forma, señalando que no presentaba argumentos suficientes para desvirtuar posiciones anteriores de la Corporación;   además, se basaba en “interpretaciones subjetivas” y que no cumplía con criterios de especificidad, pertinencia, suficiencia y claridad.

Amén de las discusiones legales, religiosas y de conciencia sobre el aborto, lo que en realidad preocupa es que sigue el problema sin resolver, que compromete a cientos de mujeres, las que por la amenaza de pena, se ven avocadas a abortar en condiciones infrahumanas, con grave riesgo para su salud. Ya es hora de empezar a mirar el aborto como lo que es en realidad, un grave problema de salud pública y de educación.