¿Por qué es tan difícil? | El Nuevo Siglo
Lunes, 28 de Septiembre de 2020

¿Por qué es tan difícil sentarnos a hablar de paz entre quienes pensamos distinto? Es cierto que el presidente Iván Duque se eligió con una propuesta que criticaba los acuerdos de La Habana con las Farc. Sin embargo, hoy es el mandatario de todos los colombianos, no solamente de esa facción que lo eligió. Un presidente debe gobernar para todos los ciudadanos y no sólo para los sectores más radicales que le dieron apoyo político como está pasando en Colombia.

Un gobernante tiene que tener la grandeza de no guardar rencores, de no tener odios, y de no alimentar los radicalismos que existan en su base política. Ser presidente es el mayor logro que espera alcanzar un político en su carrera. Por eso, su interés máximo al gobernar debe ser el mayor bien para su pueblo y no para su partido político. Pero ese no es el caso de Iván Duque.

Hace un mes un grupo de ciudadanos, que conformaron una organización a la que llamaron “Defendamos la paz”, invitaron al Presidente a participar en un evento para analizar los cuatro años de la firma del Acuerdo. El mandatario nunca respondió a la invitación. Por su parte, Duque,  organizó un evento una semana antes al que llamó Paz con legalidad.

El evento se hizo para analizar qué ha pasado con la implementación del acuerdo durante el gobierno Duque. Pero no se entiende cómo se puede organizar un evento para hablar de paz sin invitar a la contraparte ¿Cómo se hace la revisión de lo que ha pasado con un proceso de paz si no se invita a los directamente involucrados?  José Pepe Mujica, uno de los invitados de honor, cuestionó directamente a Duque por tal mezquindad.  

No se puede pensar en construir la paz si no se invita a seguir dialogando a quienes fueron parte fundamental del acuerdo. Eso lo entiende cualquier ser humano con un mínimo grado de empatía, pero parece que hoy estamos abocados en Colombia a tener un gobernante que simplemente está trabajando por alimentar las bases más radicales de quienes lo eligieron.

Por eso no dejo de preguntarme: ¿Cuál es la intención del Presidente? ¿Qué es lo que quiere con esa actitud? ¿Por qué no unir al país  alrededor de un gran acuerdo nacional? ¿Por qué es tal difícil trabajar unidos?

A pesar de que para muchos pueden ser evidentes las respuestas, para mí no lo son. Sea cual sea la respuesta que se le quieran dar a estas preguntas, desde cualquier espectro ideológico, para mí no existe una contestación coherente. No puede ser lógico que un individuo y su equipo no sean conscientes de que la única salida para construir un país en donde quepamos todos es tender puentes, trabajar juntos y no sumirnos en los radicalismos.

No puede ser lógico que sea tan difícil sentarnos a hablar de paz.