Soy muchas cosas y ninguna, soy como el insólito nuevo estado de la materia, uno en el que los átomos de potasio muestran propiedades tanto sólidas como líquidas al mismo tiempo, del que hablan este fin de semana los exégetas de la ciencia y también la BBC de Londres.
Soy muchas cosas y ninguna, como este metal sometido a escrutinio experimental, capaz de mutar a otro estado para sobrevivir a tanta presión bajo la faz de la tierra.
Soy muchas cosas y ninguna me digo a mi misma mientras camino sobre la faz de la tierra. Caminar me permite huir de la batahola noticiosa en un país que se muerde la cola, que se repite a sí mismo una y otra vez porque ni aprende ni desaprende aferrado como está a instalarse en una orilla o en otra porque su miopía no le permite ver matices, en una tergiversación del ser o no ser de Shakespeare: “(…) he aquí la cuestión. ¿Qué es más elevado para el espíritu, sufrir los golpes y dardos de la insultante fortuna o tomar armas contra el piélago de calamidades y, haciéndoles frente, acabar con ellas?”.
Soy muchas cosas y ninguna; un equipo de la Universidad de Edimburgo ha dicho que eso es posible y no un extravío de la razón o una confusión política y ha presentado un nuevo método para obtener sustancias sólidas y líquidas a la vez; con solo aplicar altas presiones y temperaturas al potasio, un metal simple, se crea un estado en el que la mayoría de los átomos del elemento forman una estructura de celosía sólida que no obstante también contiene un segundo conjunto de átomos de potasio que se encuentran en una disposición fluida.
Soy muchas cosas y ninguna o quizás soy como el potasio que tiene algunos átomos que permanecen en forma sólida cuando la estructura se calienta, mientras que otros se funden en un estado líquido.
Soy muchas cosas y ninguna, estoy peor que el potasio que no se decide a ser sólido o líquido, me digo a mí misma mientras camino por la séptima vertebral y su réplica caribe, la Avenida Miramar; quizás ahora entiendo cómo fue que voté feliz y descaradamente por el no, pero no me gusta que le pongan palos a la rueda de la paz; soy conservadora desde chiquita y con carné, pero fundamentalmente soy mockusiana; mi guía espiritual es Escrivá de Balaguer pero en casi todo soy más una volteriana que una hija del Opus Dei; trabajo para los pobres pero soy una burguesa feliz.
Quizás nos iría mucho mejor aceptar que somos líquidos y sólidos a la vez y dejar tanta polarización, tanta certeza extremista.