El título corresponde, en mi opinión musical, al mejor álbum que la banda británica de new wave y rock alternativo New Order hizo. Y es perfecto para “celebrar” un año desde que el presidentazo se posesionó e hizo su primer espectáculo populista ordenando traer la espada de Bolívar. Esa tarde su pelo bailaba desesperado con el viento y tal vez del aburrimiento de tener que escuchar toneladas de palabras populistas una vez más. El pelo terminó aburriéndose definitivamente y al parecer lo abandonó…
Y el pelo no es lo único que lo abandonó. Lo han hecho más de once ministros. Entre ellos los “de mostrar”. Los que servían de argumento a los neopetristas como garantía de institucionalidad. ¿Sería toda una estrategia de marketing populista? Hasta Gaviria dice que con la información que tiene ahora sobre el gobierno Petro jamás habría sido su ministro. ¿Lo usaron? o experimentó… como con una droga... y logró sobrevivir (a Petro) y le sirvió para escribir un libro…
Hace un año Petro también trataba de vender una imagen de pater familias y se veía al Mini Me (su jefe de campaña en la costa) en la posesión de su papá enamorado de Day. Hoy ambos, aunque divorciados los volvió a unir el hampa.
También lo abandonaron la mayoría de sus intocables ministros. Hasta la experta en cuentos cortos y (largos). Aunque dicen que sigue ejerciendo porque no se he emitido el decreto que le acepta su renuncia. Y es probable que nunca lo hagan pues me imagino que sale de la secretaría jurídica de la presidencia al comando de un viejo zorro llamado Vladimir Fernández, experto leguleyo y en trampas desde su época en Invías. Averígüenlo…
Un año en el que el presidentazo sigue en campaña declamando populismo. Distraído, elevado, teorizando, argumentando, filosofando …como si todos los días fuera más que presidentazo un cuentero de La Candelaria proponiendo quijotadas como el “experimento Guajira” con aeropuerto internacional para acabar la miseria y el hambre.
Un año lleno de mucho poder, corrupción y mentiras… Plagado de eufemismos y sarcasmo, como la figura de gestor de paz, la paz total o Colombia potencia de la vida.
Un año en el que no ha hecho nada más que emular al famoso agitador de masas y visitante de Tunja. Pasear. Dormir hasta tarde. Comer rico. Vivir sabroso. Dejar plantada la gente. Canonizar terroristas elenos y Farc. Creerse el salvador del planeta. Entregar Colombia al terrorismo, al narcotráfico, a la delincuencia común, la pobreza, la polarización y desaprovechar hasta la aplanadora legislativa que tuvo como lo analizaron importantes politólogos.
Un año en el que en la supuesta potencia de la vida ha habido más muertes que en los tiempos de Pablo Escobar.
Un año en el que la mayoría de los colombianos tienen como meta abandonar el país, pues no quieren morir en un semáforo o en la Ruta del Sol. Un año en el que nada cambió... y todo resultó como debía resultar: un fracaso más para Colombia y el presidentazo.
juanfelipereyes@hotmail.com