Prefacio | El Nuevo Siglo
Sábado, 9 de Septiembre de 2017

Comienza la exposición del Tomo II de Juicio Universal  (Editorial Planeta, Barcelona, 1971) de Giovanni Papini. Bajo el concepto de Mujeres Pecadoras aparece Agripina “la única mujer de todos los tiempos que pudiera llamarse hija, hermana, esposa y madre de emperadores”, todos con fin trágico: Germánico (padre), Calígula (hermano), Claudio (marido) y Nerón (hijo). Quiso el poder y Nerón ordena asesinarla, Calígula se creía un dios.

Se incluye, en el capítulo Asesinos y Ladrones, a quien sería el primer criminal en la historia, o sea, Caín. Papini describe el acto como producto de los celos y concluye, al final, la existencia de paz entre el Señor, Caín y Abel. La participación latinoamericana corre a cargo de Lope de Aguirre quien asesina a su hija para impedir que lo hagan sus enemigos. Himmler aparece.  Se le acusa de matar a millones sin permitirles la defensa. Papini le asigna convicciones siniestras: “urgente suprimir a los bastardos de razas impuras”, las víctimas no eran “seres humanos”. Su final se describe en Heinrich Himmler (Círculo de Lectores, Barcelona, 1967) por Roger Manwell & Heinrich Fraenkel: “El coronel y el alférez saltaron sobre Himmler y le tiraron al suelo poniéndose sobre su estómago para evitar que tragase. El médico le cogió por la garganta, tratando de obligarle a escupir el veneno. ..Murió… le echamos un manto encima, y le dejamos. Dos días más tarde, Himmler era enterrado en un lugar sin inscripción alguna. El alférez Austin… le cavó una sepultura secreta”.

Lo visto hasta ahora corresponde a Ladrones y Asesinos y Papini agrega el rango de los Crueles que caracteriza, también, al grupo anterior. Ubica a Atila y Tamerlán, o Timur,  quienes figuran en Historia del Arte de la Guerra (Aguilar, Madrid, 1969) del mariscal Montgomery pero no en el rango excepcional de Gengis Kan, cuya exclusión por Papini no se entiende. Montgomery considera a Gengis Kan el máximo estratega entre los tres líderes asiáticos. No sorprende la inclusión de Catilina, Calígula e Iván el Terrible y llama la atención la aparición de Calvino, Robespierre, Carlota Corday y Marat. Calvino podría causar reclamos religiosos. Respecto a la Revolución Francesa, conviene verificar si los rumores fueron decisivos a través de París Bajo el Terror (Editorial Juventud, Barcelona, 1968) de Stanley Loomis.