Alejandro Gaviria, en su libro “La explosión controlada” nos presenta una visión del presidente, como testigo de primera mano de sus primeros días de gobierno.
“Vengo de la tierra ensangrentada” expresaba Gustavo Petro en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Planteaba un contraste entre el agua que anuncia la vida y fluye impaciente desde las montañas de los Andes hacia la selva amazónica y la sangre que presagia la muerte y fluye lenta, parsimoniosa, en los campos de Colombia.
Discurso que termina con una condena: “los culpables de la violencia y la devastación ambiental son los dueños del mundo en general y los Estados Unidos en particular”.
“El discurso de Petro recogía una verdad histórica que no ofrecía por sí misma una solución. Ofrecía, eso sí, una redención retórica”, sostiene el autor...
A pesar de su retórica, “Petro es un presidente solo, un lobo solitario que huye de la manada” asegura Alejandro Gaviria.
Propone en varios escenarios la necesidad de abocar un “acuerdo nacional”, lo que es paradójico “que en el gobierno del cambio, nunca haya articulado, en ningún documento o declaración, en ninguna parte, una teoría del cambio, una idea clara sobre las dificultades del cambio social y las estrategias”.
Por el contrario, sin ninguna conciliación radica los proyectos de ley.
Alejandro Gaviria ve a un presidente que sospecha de las alianzas entre el sector público y privado, en la salud, los servicios públicos, la infraestructura, la vivienda, “su posición no obedece a un análisis empírico, a una ponderación de los costos y beneficios, sino a una aversión ideológica”.
Muchos de sus asesores plantean que se requiere una flexibilidad programática, “tiene la manía de ver enemigos en todas partes”
En su visita a Pitalito, se enfrentó a la Federación de Cafeteros, todo porque su gerente, Germán Alberto Bahamón, no está entre sus amigos predilectos.
María Eugenia Tovar, vicepresidenta del Comité Municipal de Cafeteros, dice que la propuesta de Petro de quitarles el manejo del Fondo del Café a la Federación, “es una locura del presidente, porque gracias al Fondo es que se dan los programas, donde son beneficiados los caficultores”.
Paralelamente Vladdo escribe en El Tiempo: “Petro participó con más pena que gloria, en la cumbre del Amazonas al afirmar: La vida en la selva “se defiende con razones, pero también con nuestras armas”; idea que no deja de ser paradójica, pues la plantea nada menos que un personaje cuya principal bandera es la fraternidad “del mundo mundial”.
Concluye Alejandro Gaviria su obra con el tema “Política Humanista”. Aquí nos refiere sobre lo acontecido en una visita a San Andrés y Providencia en agosto de 2022. “El presidente prometió un cambio profundo, un trabajo de la mano de las comunidades que podían, en su opinión, reemplazar a los contratistas foráneos que habían convertido un desastre natural en un ejemplo de mal gobierno”.
“Ya en Bogotá, como ministro de educación, no volví a oír hablar del tema. Fue un furor transitorio que pasó al olvido”.