Que recuerde -y ya tengo mis años- jamás había visto un menú de candidatos a la presidencia de Colombia tan variopinto. Médicos, matemáticos, politólogos, economistas, ingenieros civiles, internacionalistas, arquitectos, lideres y lideresas sociales, comunicadores sociales, empresarios y por supuesto abogados y pastores cristianos. Hay de todo, pero como para que entre el diablo y escoja.
Por supuesto, aunque todos creen que son hombres o mujeres expertos en asuntos de Estado, no hay un solo estadista. La mayoría son expertos, pero en sacarle el jugo al Estado. Jamás han producido capital en ninguna parte, salvo uno o dos. O ¿cuántos de estos candidatos a la presidencia han tenido un ingreso producto del trabajo real en el sector privado? Casi todos son unos burócratas expertos en crear más burocracia a cargo del contribuyente.
Muy meritorio empezar de taxista, panadero, enfermero, entre otros y finalmente lograr graduarse en 1987 de Medicina y Cirugía en la Universidad Nacional de Colombia, como lo hizo el camaleón Roy Barreras. Experto en no tener carácter ni personalidad y pegársele al sol que más caliente. Un utilitarista profesional. Otros candidatos se ufanan de sus “interesantes” experiencias con los viajes de LSD. Tal vez por eso quedaron con esa cara de locos que produce como pánico o risa.
Todos tienen la visión de país que convertirá a Colombia en Suiza y que ellos creen que usted y yo necesitamos y es lo que queremos. Asisten a dos o tres reuniones internacionales y se convierten en expertos en lo que está de moda en el mundo: medio ambiente.
Petro, ahora experto en energías limpias, después de haber ensuciado todo lo que toca desde que era guerrillero, propone cancelar todos los contratos con las petroleras en el primer día de su gobierno. ¿Esto no crearía un grave problema de desempleo en Colombia? sobrevuela el Rio Magdalena y comenta a sus conmilitones y lambones que lo acompañan, que se debe crear una especie de Satena, pero fluvial. No tiene ni idea cómo funciona Satena.
Luego sobrevuela un pedazo de selva y les dice a los vagos que lo acompañan que el potencial maderero de Colombia no ha sido explotado y que debe explotarse de manera limpia. ¿Qué diablos es explotar algo de manera limpia? Finalmente se explota ¿no?
Y así son todos, desde las ventanas del avión o el carro que los transporta, se les van ocurriendo cosas que muy posiblemente son ejecutadas si llegan a la presidencia.
Colombia necesita un verdadero estadista. No ególatras. Que sepan lo que es producir riqueza. Que hayan comprado su carro y pagado su almuerzo y gasolina. Que no sean una sanguijuela de la violencia de Colombia expertos en vivir del muerto. Pues es buen negocio ser víctima en Colombia. Así han logrado ser ministros, importantes asesores, estudiado gratis en París, Inglaterra y Estados Unidos. Unos buenos para nada.
La política y la violencia en Colombia son un negocio muy rentable.
juanfelipereyes@hotmail.com