¿Quién paga? ¿Qué sacrificamos? | El Nuevo Siglo
Martes, 11 de Mayo de 2021

La reforma tributaria no era la razón para paralizar a Colombia durante varias semanas, afectar a millones de colombianos y condenar al hambre a los más vulnerables, era solo la excusa. Una vez retirada la reforma, el “comité del paro” publicó una serie de peticiones absurdas e imposibles de cumplir. Antes de continuar, vale la pena aclarar que ese tal comité no representa a nadie y sin duda no tiene control alguno sobre quienes protestan y mucho menos sobre los vándalos. De las múltiples propuestas absurdas del “comité” me referiré a la de un ingreso mínimo garantizado de un salario mínimo.

En primer lugar, no especifican si es un ingreso para todos los colombianos, lo que llaman una renta básica universal, o si es solo para las personas en condiciones de pobreza. Tampoco explican si es por familia o por persona. Entre más amplia la propuesta más utópica es. Si es a cada colombiano su costo sería superior a 400 billones de pesos anuales (el presupuesto general para 2021 es de algo más de 300 billones), si es a cada familia en condiciones de pobreza sería cercano a los 80 billones (equivalente a 4 reformas tributarias como la que hicieron retirar). Esta propuesta no solo es inviable dese el punto de vista de financiación, también generaría graves consecuencias en el mercado laboral, millones preferirían vivir del subsidio que buscar empleo.

En la mentalidad de muchos colombianos existe la creencia que el Estado puede financiarlo todo: educación, salud, subsidios, carreteras, seguridad, empleo público, entre otros. En los colegios decidieron no enseñar que el dinero no nace en los árboles como repetían los abuelos. Muchas personas, especialmente la mayoría de quienes han salido a protestar en las ultimas semanas creen que el presupuesto del Estado es ilimitado, y que las decisiones son tan simples como decretar más gasto.

En esta columna he explicado que en política pública todas las decisiones implican escoger una alternativa sobre otra, y esas elecciones tienen consecuencias que afectan a millones de personas. Por ejemplo, si deciden gastar más en salud, hay que reducir el presupuesto de otro sector, la educación, por ejemplo. Es por esto por lo que la primera invitación que debemos hacer a quienes salen a exigir más y más gasto público, es a justificar como lo van a financiar y que alternativa van a sacrificar. Al preguntarle a algunos me han respondido que disminuyendo el presupuesto que se usa en seguridad o lo que ellos llaman “la guerra”. Si se disminuye el gasto en fuerza pública ¿quién va a defender a los ciudadanos pacíficos de los violentos que los destruyen todo en las protestas?

Hoy más que nunca, debemos tener grabada en la mente, y como premisa obligatoria, esta frase de Margaret Thatcher, del 14 de octubre de 1983, ante sus colegas del partido Conservador:

“No olvidemos nunca esta verdad fundamental: el estado no tiene más dinero que el dinero que las personas ganan por sí mismas y para sí mismas. Si el Estado quiere gastar más dinero, sólo puede hacerlo endeudando tus ahorros o aumentando tus impuestos. No es correcto pensar que alguien lo pagará. Ese “alguien” eres “tú”. No existe el dinero público; sólo existe el dinero de los contribuyentes”.