Rafael de Brigard, Pbro. | El Nuevo Siglo
Domingo, 1 de Noviembre de 2015

UNA VISIÓN DE FE

La familia: irremplazable

El  Sínodo que acaba de terminar en Roma, trabajando en torno del tema de la familia, tocó todos los aspectos sustanciales desde una visión de fe. Ahora el Santo Padre debe sentarse a hacer una síntesis y ofrecer a la Iglesia su enseñanza con la autoridad apostólica que le ha sido dada. Pero en la relación final, entre otras cosas, los miembros del sínodo afirmaron que la familia es la solución, no el problema. Esto, atajando esos pensamientos insulsos que han dado en sostener que la familia “tradicional” está llegando a su término y que ahora se vislumbran nuevas formas de hacer la vida entre las personas.

Es cierto que una proporción alta de familias ha pasado por crisis en nuestro tiempo. Pero lo interesante es que hasta las mismas personas que han estado en dichas crisis, como con un sentido natural, enfilan de nuevo sus energías a restaurar su propia familia o a crear una nueva. Hay una reconocida inclinación del ser humano a construir familia y a alarmarse cuando ella se deteriora. Por mucho que se hable de nuevas formas de vida familiar y que de hecho se den algunos casos “novedosos”, la verdad es que lo que en general atrae a hombres y mujeres es estar juntos, procrear y acompañarse en la vida, a sabiendas de que habrá días luminosos y otros tormentosos, como es la vida y en eso nada hay de extraño.

El Sínodo, sin embargo, también se puso la mano en el corazón y dejó ver que hay mucho por hacer para que las familias estén bien. La preparación para la vida matrimonial está muy en pañales y esto habría que mejorarlo sustancialmente. El acompañamiento y asistencia a las familias de parte de la sociedad, el Estado, la Iglesia, las instituciones sociales debería ser mucho más solidaria y seria. El modo de vida, las condiciones económicas, las oportunidades de progreso, el trabajo, todo debe tener mucho más en cuenta que su razón de ser debe ser el bienestar de las personas y las familias y no al revés. Muchísimas soluciones que requiere nuestra sociedad se encuentran en tener familias sólidas, no en bombardearlas ideológica y materialmente hasta su ruina. Intuimos que el Papa dirá en su documento final las cosas importantes de siempre, desde la fe, pero en el tono paternal que Dios le ha regalado. Los tiempos y las angustias modernos nos están confirmando cada vez con más elocuencia que la Palabra de Dios tenía y tiene razón en las cosas fundamentales de la vida.