RAFAEL DE BRIGARD, PBRO. | El Nuevo Siglo
Domingo, 8 de Abril de 2012

Es la fe

PIENSO en los que suelen mirar estos días llamados santos con un poco de escepticismo y distancia, cuando no con indiferencia. Muchas ideas y pensamientos deben cruzar sus mentes viendo a los creyentes unidos en oración, en sacramentos, en cánticos y procesiones, en algo que es muy diferente al diario vivir. Pues en el modo más amable hay que decirles que eso es la fe, en una de sus manifestaciones centrales. Es la vida de los que creemos en Dios y en su enviado Jesucristo, cuya muerte y resurrección celebramos a pulmón batiente por ser la gran novedad del anuncio cristiano: la derrota de la muerte y del pecado.

¿Qué es la fe? Es fuerza, identidad, motivación, camino, es vida en abundancia. Fuerza que mueve todas las montañas. Vínculo con Dios y con los demás. Identidad para pasar definidos por la vida. Motivación para todo lo bueno y santo. Camino lleno de sentido. Vida que viene de Dios y que jamás termina, aunque lo haga la que es puramente terrenal. Es la fe un modo de ser en el cual no tiene cabida la desesperanza y tampoco el desamor sin fin. Es la sensación cierta de que se puede transitar por la vida sin estar nunca solo ni abandonado y más bien sí muy lleno de todo lo bueno.

Sin embargo, teniendo su origen en Dios, la fe se vuelve carne viva en cada creyente y en cada comunidad de creyentes. Por eso también es variopinta en sus manifestaciones y de ahí que en el fragor de los ramos, las multitudes, las luces encendidas, el agua bendecida, los cristos elevados, las rodillas dobladas, las procesiones lentas, brote con fuerza el deseo de la humanidad creyente de dejar ver su amor a Dios y también la sed de que Él se acerque más y más a todas y cada una de las personas que peregrinamos por el mundo. Así, la fe es también como cruce de dos caminos que se vuelven uno solo; los caminos de Dios y los de los hombres que, por bondad del primero, se vuelven alianza, abrazo estrecho, proyecto común. Exactamente: la fe es aquel mundo en que Dios y los hombres hacen un solo proyecto, sellan una sola y definitiva alianza y construyen un único reino. Ojalá este cuadro sea también provocación para el que está lejos y se acerque confiadamente. Podría llegar a creer y entonces…