Rafael Gómez Martínez | El Nuevo Siglo
Jueves, 3 de Septiembre de 2015

ATALAYA

La granja de Maduro

En  agosto de 1945 salió al mercado inglés una obra inédita: The Farm, La granja de George Orwell. Muchacho de las clases bajas británicas, periodista hecho a pulso, siendo el único socialista que estuvo con W. Churchill convirtiéndose en su escribano, siempre estuvo detrás de él. Se opuso a la intelectualidad socialista británica de ese tiempo que buscaba un apaciguamiento con Hitler y con Stalin. Se podría decir que Orwell fue la única voz en la prensa del momento en contra de todo lo que estaba sucediendo en la etapa previa de la segunda Guerra Mundial Además, se arrepintió de ser socialista. Orwell, publicó su libro cuando Stalin era intocable.

En la granja, Orwell describe paso a paso cómo el comunismo se toma el poder y cómo actúa una vez en él. En el caso de la granja son los cerdos, animales gordos, sucios y grasosos quienes incitan a los demás animales, nobles animales, a rebelarse contra el “tirano” de Mr. Jones, capataz de la granja.

Los nobles animales llevados por su impulso e ingenuidad producen la rebelión de la granja en un momento en que Mr. Jones se encontraba dormido después de una gran borrachera. Una vez en el poder, los cerdos son quienes toman las riendas. En primera instancia, bola de nieve y después Napoleón quien se convierte en un tirano.

La anterior introducción, para demostrar que así como los cerdos se tomaron el poder en la granja, el cerdo del Maduro grande, gordo y grasoso, quien se tomó el poder mientras Chávez dormía, actúa igual al tirano de Napoleón.

Lo que ha sucedido en la frontera colombo-venezolana es la mejor muestra del socialismo del siglo XXI. Así como los cerdos se tomaron el poder y convierten lentamente en un infierno la granja, así lo hicieron los cerdos de Chávez y Maduro con Venezuela. Así lo hizo el M19 con el Palacio de Justicia y así lo harán los niños de Iván una vez se tomen el poder.

“Qué más se puede decir, para sacarlos de su apatía, de su conformismo, de su cobardía cívica, para alertarlos de lo que puede suceder y va a suceder, si se deja pasar lo que se está diciendo y se está haciendo”… Eso lo dijo el diputado Jorge Olavarría hace tiempo, ya.

Así como la sociedad venezolana dejó pasar la advertencia del diputado Olavarría: ¿será que la sociedad colombiana dejará pasar el sinfín de advertencias que nos envían los cerdos de la granja de Maduro? ¿Qué más nos tiene que suceder?

Finalmente, por la dignidad de Colombia y de la Cancillería, la canciller salomónica Holguín debería renunciar. Y, ¿con cuál chiste flojo saldrá Daniel Samper Ospina ante la brillante defensa del elefante en Unasur?

Puntilla. @josemiguelsantamaria Nada bueno podía pasar cuando Santos reencauchó al 8.000, le dio ministerios, control y poder.

@ragomezmar

*Miembro de la Corporación Pensamiento Siglo XXI