El mensajero
Ea la presente columna de opinión, que no es más que eso, se pretende reclamar por algo que es Justo como decía el gran Santo Tomás de Aquino.
No se trata aquí de pasar la cuenta de cobro. No. Se trata de hacer un llamado de atención al presidente Juan Manuel Santos. Porque JMS se olvidó de quiénes lo eligieron. Ya no parece, sino que se olvidó.
JMS desconoció un concepto fundamental, como bien decía Álvaro Gómez Hurtado, consistente en la Lealtad. Un colega de El Tiempo, no el de los Santos, considera que en la política no hay libreto. Discrepo de esa afirmación.
Quien cambió las reglas del juego fue Santos. No fui yo. No fueron los 9 millones de votos que lo eligieron. Yo confié en JMS no solamente para que continuara las políticas de Uribe, sino para que fuera leal. Dos años más tarde ni lo uno, ni lo otro. Ahí está el quid del asunto
Como consecuencia de lo anterior, según Invamer Gallup la popularidad de Santos va en picada. La preocupación de la gente se incrementa.
JMS va mal. Lo que se está percibiendo es eso. Si la mía fuere una percepción inocua ¿por qué la imagen de JMS cayó a 60%? Y eso que le quedan dos largos años y medio. Sus razones tenía Belisario Betancur cuando dijo que “cuatro años pueden ser muy cortos -Uribe- pero también pueden ser muy largos”. Y estos dos años y medio que le quedan a JMS serán muy largos.
Los hechos son tozudos, pero son los hechos. “Timochenko” le envía un mensaje epistolar a JMS en el que le dice que: “Sin trucos, Santos, sin engaños”. Y agrega: “Apostémosle a la paz”. ¿Quién estará engañando a quién?
Viaja a Cuba para congraciarse con su convaleciente “amiguis” contradiciendo el espíritu de la Carta democrática de la OEA.
Vive en una nube rosa con los medios de comunicación de Bogotá.
Envía mensajeros a los medios de comunicación como le pasó a El Colombiano o a Cablenoticias. Quién lo creyera. Un periodista libertario formado en El Tiempo, terminó siendo el gran censor, como bien comenta su primo Francisco.
Le preocupa más lo que se escribe y se comenta en los medios de comunicación que lo que sucede y está sucediendo en la provincia. Pero en la provincia, donde se siente el azote de las Farc, la gente no come cuento. La gente no es boba, JMS.
Todavía está a tiempo para rectificar. Pero mucho me temo que JMS se encuentra en el punto de no retorno, como decía Lenin, donde es preferible morir siendo revolucionario que dejar de serlo. Por eso mi frustración.
Puntilla. Como diría Aleida: “Yo ya no sé qué me produce más rabia, si darme cuenta del engaño o no haberlo visto desde un comienzo”. Esperaré al mensajero.