RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Lunes, 14 de Noviembre de 2011

La Tramitomanía

 

El  DRAE define “tramitomanía” como “Empleo exagerado de trámites”. Algunas presentadoras de televisión y funcionarios del Gobierno dicen con mucha gracia que “hay que acabar con la tramitología”. Pero ésta está definida en el mismo DRAE como “Arte o ciencia de resolver, perfeccionar o facilitar los trámites”. Si acabamos con la tramitología ¿cómo resolvemos la tramitomanía?

El presidente Santos está empeñado en una batalla contra la tramitomanía. No es el primero. Hay muchos antecedentes, todos fracasados, porque este vicio ahoga a los colombianos desde tiempos inmemoriales. Solamente que ahora el Presidente cuenta con facultades del Congreso para emprender estas reformas.

Se informaba el otro día que se han identificado unos 2.500 trámites innecesarios, de los cuales la mitad aparecen en leyes y tuvieron su origen en el Congreso. Sin las facultades, no se podrían aligerar o simplificar.

A mí la cifra me parece pequeña. En una diligencia reciente, autorizada y prevista por lo demás en la ley, me han aparecido más de quince trámites, la mayoría inventados por Mintransporte y Mincomercio, de los cuales uno solo, la modificación del Rut, implicó un proceso kafkiano. El Director de la DIAN, señor Presidente, conspira contra sus aspiraciones antitramitománicas, porque estos trámites aparecen en una Resolución de 2011. Este es un trámite que debería poder hacer un mensajero. Pero no: si usted no va personalmente a la DIAN necesita darle poder a un abogado. La solemnidad del acto del burócrata requiere un abogado, provisto, por supuesto, de tarjeta profesional y cédula y un poder, que requiere ir a una notaría para autenticar la firma y la huella y hacer poner una nota de presentación personal. Además del formulario especial, debe presentarse un recibo original de servicios públicos cuya dirección debe ser la misma que aparece en el Rut y su copia. En la Resolución se dice también que hay que presentar una constancia expedida por el banco donde usted tiene su cuenta, aunque esto, aparentemente no lo cumplen. Hasta los burócratas se dan cuenta de que es una idiotez. Y así pertrechado y ojalá acompañado de un buen libro o un laptop prepárese a gastar cuatro horas (no miento: cuatro horas) para hacer el trámite. Tiempo que hay que pagarle al abogado.

La huella, la manida huella que ahora se exige para todo y no sirve para nada. Hace un tiempo hicieron un robo en mi casa. Fueron los de la policía -no que fueran los ladrones- a tomar las huellas. Y asómbrese el lector: no encontraron ni las nuestras. No son como los de CSI. Y si las hubieran encontrado con seguridad no hubieran tenido manera de compararlas. ¿Huellas para qué? Pregunta el presidente Santos.

Coda. Definitivamente las Farc llevan una gran ventaja en la guerra jurídica y política. La prueba es que ya nadie habla de Mapiripán y no se hace nada para resolver las injusticias cometidas en los procesos contra los militares y, en este caso concreto, contra el general Uscátegui.