Rafael Nieto Navia | El Nuevo Siglo
Martes, 23 de Junio de 2015

Zarpazo de Venezuela

 

EN  noviembre 22, 1952, mediante nota diplomática firmada por el Canciller encargado de la época pero redactada por Alfredo Vásquez Carrizosa, Colombia manifestó a Venezuela que no objetaba la soberanía de ese Estado sobre el archipiélago de Los Monjes, situado frente a La Guajira en el golfo de Coquivacoa o de Venezuela. Se dice que, a cambio, Venezuela se comprometió a entregar a Colombia a un guerrillero refugiado allá, “Cheíto” Velásquez. El área marítima en el golfo no estaba delimitada en el tratado de límites de 1941, entre los dos Estados, sino regida por el derecho común.

En 1980 Venezuela  propuso la tesis de la “costa seca” según la cual las aguas del golfo eran integralmente venezolanas, es decir, que usted podía asolearse en la playa de Castilletes, pero para meterse al mar necesitaba visa venezolana.

En agosto de 1987 la corbeta ARC Caldas navegó  al sur del paralelo de Castilletes, en ejercicio de la función de vigilancia que le corresponde a la Armada. La corbeta estaba desarmada. Se suscitó un incidente con naves y aviones venezolanos y el Gobierno colombiano solicitó enérgicamente al venezolano que retirara sus buques de las aguas colombianas. La respuesta del presidente Lusinchi fue ordenar una movilización general de tropas. La Caldas fue relevada por la ARC Independiente, pero la situación se tornó tan peligrosa que el presidente Barco ordenó retirarla del área. Desde entonces, ni un pesquero colombiano se aventura por esas aguas.

Por decreto #1787 del 26 de mayo, Maduro creó lo que llama las Zonas Operativas de Defensa Integral Marítima e Insular (Zodimain). La Zodimain Occidental parte desde Castilletes hacia el nororiente por la proyección de la línea fronteriza, dobla luego al norte dándole zonas marítimas integrales a Los Monjes y solamente las doce millas a La Guajira  y llega hasta República Dominicana, donde interfiere con nuestro tratado con ese país. Es decir, resuelve a su acomodo el problema de la delimitación de áreas marinas y submarinas en el golfo, dándole efecto integral a Los Monjes y limitado a la costa continental de La Guajira.

Las soluciones pacíficas deben funcionar cuando se suscitan estos problemas. Pero ni Venezuela ni Colombia son parte del Pacto de Bogotá, y ninguno acepta la jurisdicción de la Corte Internacional. Hay un Tratado de Paz y Amistad entre los dos Estados de 1939, pero excluye los medios de arbitraje o solución judicial en los casos en que estén en juego los “intereses vitales” de los Estados. Venezuela siempre  ha sostenido que tiene intereses vitales en el golfo. Y el canciller colombiano de la época de Betancur dijo que Colombia también tenía intereses vitales en área. ¿Puertas cerradas?

Es sabido que las exploraciones de gas en el área marítima al norte de La Guajira han dado muy buenos resultados. Guyana, donde se acaba de descubrir un importante yacimiento petrolero en una “zona en disputa” con Venezuela,  también ha sido terriblemente afectada por otra Zodimain y está protestando enérgicamente. Colombia envió una nota pero, en el momento de escribir esta columna, no se conoce su texto.