Rafael Nieto Navia | El Nuevo Siglo
Martes, 12 de Enero de 2016

Democracia en socialismo del S.XXI

“El golpe de Estado del chavismo”

 

Maduro, Cabello y los demás pájaros que los rodean han demostrado lo que significa la democracia para el socialismo del siglo XXI. Maduro había dicho antes de las elecciones de diciembre “ganamos o ganamos”, sin importar los métodos. Como no pudieron hacer fraude o fue limitado, tuvieron que aceptar la victoria de la oposición. Pero luego, como lo resume muy bien un informe de Crisis Group, han tomado medidas para anular esa aplastante derrota: a Cabello, quien dejó la presidencia de la Asamblea llevándose los equipos y cerrando el canal de TV, se le ocurrió la descabellada idea de crear un parlamento comunal que la sustituya. ¿Constitucional? ¡Claro que no! Pero qué importa, la Constitución solamente sirve si nos sirve. Si no, la ignoramos. Y esto es válido no solamente en Venezuela, como lo sabemos aquí.

La Asamblea anterior, ya derrotada, se apresuró a dictar normas enderezadas a bloquear el trabajo de la nueva, como quitarle la facultad de nombrar los miembros de la Junta del Banco Central y legalizar la censura de la información económica.

Luego procedió a elegir 13 jueces del Tribunal Supremo para reemplazar otros tantos obligados a jubilación anticipada. Algunos de los elegidos eran miembros de la misma Asamblea que los eligió y votaron por sí mismos, aunque no reunieran los requisitos legales. El “nuevo” Tribunal, que estaba en vacancia judicial, se apresuró a aceptar una demanda contra la elección de los miembros de una fracción territorial, con el solo propósito de quebrar la mayoría absoluta de 112 miembros y prohibió que se les tomara juramento. Como el presidente de la Asamblea se lo tomó, Cabello demandó por anticipado ante el mismo Tribunal de bolsillo, como nulas todas las decisiones que tome en el futuro la nueva Asamblea. Además ha pedido que no se le giren los fondos necesarios para funcionar y que sus decisiones no se publiquen en la Gaceta Oficial.

Todo lo anterior, en buen romance, se llama “golpe de estado”.

La Carta Democrática es un instrumento del sistema interamericano ideado precisamente para lidiar con estas circunstancias. ¿Por qué no aplicarla? Porque mientras Unasur aplaude las burradas de Maduro y solamente tres Estados (Argentina, Costa Rica y los Estados Unidos) y el Secretario General de la  OEA han condenado semejante estado de cosas. Los demás han pasado cobardemente agachados.

En el caso colombiano esa actitud es lamentable, no solamente porque Venezuela ha insultado recientemente a Santos, sino porque da la idea de que para nuestro Gobierno también la Constitución solamente sirve si sirve a sus intereses.

 

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Coda uno: Un juez municipal anuló la decisión de la Corte Constitucional sobre El Quimbo. La Corte tiene la razón jurídica, pero el juez la razón práctica.

Coda dos: Como responsables por la ordalía sexual de los musulmanes en Colonia el fin de año, han sido identificados 30 refugiados. Dentro de las hordas de refugiados deben haberse colado muchos yihadistas. Por eso Hungría y Eslovaquia habían dicho que sólo aceptarían refugiados cristianos y no musulmanes. Pero las criticaron.