RAFAEL NIETO NAVIA | El Nuevo Siglo
Martes, 1 de Mayo de 2012

Tempestad en Venezuela

 

Respecto de nuestro nuevo mejor amigo, a los medios nacionales solamente les ha interesado informar qué hace Chávez cada vez que va a La Habana y si el presidente Santos dijo otra vez que estaba muy preocupado por la salud del teniente coronel.

Lo cierto es que un escándalo, del cual poco se ha hablado en Colombia, sacude a nuestros vecinos. La historia es esta: hace cuatro o cinco años se descubrió que un teniente había guardado un cargamento de cocaína en la base militar de Carora, por cuenta de su comandante un coronel José Magino, ahora en trance de ser general. En ese entonces se movieron todas las palancas desde la Presidencia y los militares estrellas de Chávez (Baduel, ministro de Defensa, Rangel Silva, actual ministro y otros) para que la cosa no pasara a mayores y así quedó.

Pero ahora un expresidente de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, Eladio Aponte Aponte, (llamado AA), ha huido de Venezuela y ha hecho declaraciones públicas a la TV latina de los Estados Unidos y, aparentemente, también a la DEA, en las que destapa toda la historia. Y no solo eso, sino que ha hablado ampliamente de las vinculaciones del Palacio de Miraflores y los militares con el narcotráfico y las Farc y cómo desde la Vicepresidencia de la República, Procuraduría y Fiscalía se manipula la justicia no solamente en este aspecto sino también en el caso de los prisioneros políticos, entre los cuales el de la juez María Lourdes Alfuni, condenada por órdenes directas de Chávez -“métale a la jueza (sic) treinta años”-, no es la excepción. Sostiene que el caso de los paramilitares que supuestamente envió Uribe a matar a Chávez, fue un montaje burdo. “La justicia es en Venezuela como plastilina, que se modela como uno quiera” dice. Manifiesta que huyó del país porque lo iban a medir con el mismo rasero que él, por órdenes del gobierno, usaba para medir a los demás. La verdad es que lo persiguen por sus vínculos con el supuesto narcotraficante Walid Makled (¿Recuerdan? Aquel que el presidente Santos extraditó a Venezuela y no a los Estados Unidos) y un lío de plata que AA no quiso devolver.

Para Teodoro Petkoff todo eso huele mal. Otros columnistas opinan que las Fuerzas Armadas están divididas. Otros más que esto se presta para preparar un autogolpe (recuerden que los militares juran que no entregarán el poder si gana Capriles) y Fidel Castro escribe que los Estados Unidos quieren derrocar a Chávez.

Lo que demuestra que los “narcogenerales”, como los llaman allá, están asustados y cuando el río suena piedras lleva.

Coda. El ministro de Agricultura trata de evitar aceleradamente que el sector no se afecte mucho con la entrada en vigor del TLC. Es lamentable que se haya perdido tanto tiempo y ojalá no sea muy tarde. También los gremios -arroceros, algodoneros, lecheros- deben decir un mea culpa y reconocer que han fracasado.