Los candidatos
BOGOTÁ, nuestra gran ciudad, requiere como alcalde a un hombre de Estado, a un presidenciable. Un dirigente de talla, conocedor de los problemas urbanos y también de economía nacional. Con perfil internacional, conectado en el mundo de la política siquiera continental.
Con creatividad para sacarnos de la olla de corrupción, podredumbre e incompetencia que recibirá. Formación para trabajar en tiempos de crisis, porque hacerlo en la bonanza es fácil y rinde. Que reúna la manida fórmula de talento con experiencia.
De los tantos candidatos, ¿habrá alguno que le quepa el país en la cabeza?
Luna y Galán no se acercan al enunciado. Si bien son excelentes, para manejar una urbe como la nuestra no solo se necesitan ganas y formación, es indispensable contar con el seso y la madurez que dan la vida y los años. Renovar no significa cambiar por jóvenes con camino por recorrer.
Pero el ejercicio democrático de mostrarse vale. Galán y Luna son líderes para el futuro cercano y participar en el proceso los curte y forma. Bienvenidos.
La alianza Mockus-Parody cambió la campaña. Mockus cedió a favor de Gina confiando en una mujer joven, estructurada, con principios y llena de energía. De paso envió un mensaje en el sentido de volver a ser el hombre desinteresado y humilde por el que ya votó Bogotá. Entre los dos enviaron un mensaje de consideración por la capital y de capacidad de salvarla con la educación como motor de desarrollo. Para la vida política, ella dio el gran salto.
Enrique Peñalosa tiene muchas calidades, pero siempre aparece como un candidato flojo, más en épocas de dificultades, así pueda ser un gran alcalde. De alguna manera se quedó en el manejo de ciudad y hoy el pueblo cree que su burgomaestre debe ir más allá: ser un líder nacional, una voz poderosa, un guía comunitario. Pero pese a sus debilidades, sería lo mejor para el establecimiento.
Gustavo Petro es el que más se aproxima al perfil que busca el ciudadano común. Por eso está opcionado en las encuestas. Es curioso que los estratos altos no le cobren su pasado y en los bajos le falte presencia.
El ex candidato conservador carecía de todo. Comenzando por los votos. Los azules van en picada desde que Álvaro Uribe dejó de ser su jefe y se reemplazó por simples mortales caucanos. Una parte apoyará a Peñalosa y otra a Parody. Como partido unido, tiende a desaparecer en Bogotá.
Jaime Castro tiene casi todo. Pero, tampoco los votos, y menos el carisma. Al contrario del mundo oriental, aquí apartamos a los adultos.
Aurelio Suárez es el ejemplo redivivo de la inteligencia al servicio de una izquierda anquilosada.
Pero, bien. Hay que aceptar lo que la tierra da. Y votaremos por alguno de ellos. El mejor, nunca el superlativo que necesitamos para superar la nefasta era Moreno Rojas.