RODRIGO POMBO CAJIAO | El Nuevo Siglo
Jueves, 18 de Octubre de 2012

El legado de la cultura

 

La muerte del humanista Bernardo Hoyos representa mucho más que la pérdida del más grande, ilustre e importante representante del periodismo cultural de nuestro país. Se trata de la muerte de un símbolo viviente, andante y activo de cómo debería hacerse el periodismo todo.

Quienes tuvimos el honor de conocer a Bernardo Hoyos podemos predicar que su meritoria existencia estaba cifrada en la cultura, el saber y la amabilidad, virtudes todas que las reflejó incansablemente en su fructífero ejercicio profesional.

En una comunidad que como la nuestra aplaude el hecho de que los criminales salgan periódicamente en las páginas sociales y culturales de los principales medios masivos de comunicación, prensa, revistas, televisión, el finiquito de Don Bernardo Hoyos Pérez se hace aún más notable, -si cabe-, como quiera que su intención siempre fue la de buscar que las semblanzas sociales, los ejemplos comunitarios, los iconos que construyen siempre tales medios fueran verdaderos ídolos por su don de gentes, su caballerosidad, su sapiencia y su calidad humana más que por haber alcanzado un notable puesto económico en la escala social.

La valiosa herencia de Don Bernardo debería verse reflejada ahora más que nunca y debería verse a través de una profunda reflexión de quienes detentan el poder mediático sobre la calidad, ya no sólo de la información transmitida, sino de aquellos símbolos culturales, políticos, económicos y deportivos que estamos inculcando en nuestras gentes.

Fue, por ejemplo, un exaltado crítico de que en las revistas se consignaran las imágenes de políticos ex convictos, de profesores mediocres, de empresarios que como los Nule robaron al Estado y sin embargo salieron campantes en las principales portadas, de ex presidentes que no purgaron cárcel por la complicidad de 111 votos parlamentarios, en fin, fue un acérrimo crítico de que los medios no estuvieran al servicio de cultivar las mentes de los compatriotas sino de servir a los intereses de los depravados morales como los denominaría su autor de cabecera.

*Presidente de la Corporación Pensamiento Siglo XXI