Domingo, 16 de Octubre de 2011
Esquiva terminación del conflicto
A este trascendental tema se refiere la última obra del profesor Carlos Alfonso Velásquez y con la que, sin duda, se marcará una estela de visiones y concepciones acerca del conflicto armado y la forma de abordarlo por parte del Estado y la institucionalidad colombiana.
El libro es tan bien escrito como claro y contundente. Creo yo que uno de los grandes mensajes y enseñanzas que contiene es que la lucha antiterrorista se ha llevado a cabo desde la época del Estatuto de Seguridad de Turbay hasta nuestros días, sin una buena estrategia por parte del Estado.
Mientras que las temibles guerrillas y los terroristas que se auto-defienden ilegalmente actúan con estrategia, nosotros, “los buenos”, los de la civilidad y los de la legalidad y, por sobre todo, los gobiernos mismos, hemos actuado sin estrategia ninguna o, por lo menos, sin una estrategia seria, profunda y coherente.
Esta situación de actuar sin una articulada estrategia donde uno de sus componentes -mas no el único- es el militar, es lo que, a juicio del autor, ha llevado a perder terreno y oportunidades valiosísimas para avanzar en la consecución de la paz.
Allí cuando los gobiernos han logrado articular e integrar más los elementos estratégicos, hemos avanzado mejor en pro de esta colectiva añoranza. Por el contrario, entre más desarticulados y desintegrados estén los elementos de la legitimación del Estado en enfrentar a los terroristas, más difícilmente se podrá hacer frente a este flagelo.
Creo que es esa una de las muchas tesis probadas que se pueden extraer del libro. De hecho, de las afirmaciones, análisis y evidencias históricas que se utilizan en el texto, se puede concluir también que mientras se dialoga con los terroristas éstos se fortalecen y el Estado poco gana con ello.
Sin una estrategia integral de legitimación que incluya, entre otros, la disminución de la corrupción, la equidad comunitaria, el respaldo a los recurrentes aciertos de las fuerzas del orden, la correcta gobernabilidad, las buenas relaciones internacionales, no se podrán entablar los necesarios diálogos que se requieren para alcanzar la paz.
Por lo mismo, y por lo que siempre se queda en el tintero, es que invito a leer esta reciente publicación para que nos demos cuenta, de una vez por todas, que sin estrategia que legitime al Estado, no podrá haber diálogo posible y fructífero con los terroristas.