Luego de tocar los temas de la pandemia con diferentes enfoques y puntos de vista, donde las autoridades, comerciantes, personas comprometidas con salud y la ciudadana en general, desde sus diferentes estratos, se ha manifestado y ante la inminente llegada de la vacuna, es bueno dar otra orientación a nuestras columnas. Por ello queremos enfocarnos en un tema algo molesto y preocupante para los conductores y viajeros, que determinan salir de la ciudad por la avenida ochenta hacia occidente
No había tenido la oportunidad de recurrir a esa ruta para salir de Bogotá al amanecer y si he apelado a ella, ha sido en horas del día, encontrándola siempre muy congestionada. Hablo de la calle ochenta hacia el occidente, que presenta ciertos riesgos especialmente de madrugada y principalmente en los días laborables, porque en el fin de semana es otro cuento problemático también. Sabemos que esta vía circundada por varios barrios súper poblados en sus dos márgenes es una ruta de por si difícil a todas horas, tenemos un gran centro comercial y una terminal de transmilenio bastante utilizada; sin embargo el tránsito vehicular fluye, la semaforización ayuda mucho en la movilidad y orden de los usuarios, compuesto por toda suerte de automotores y bicicletas. Pero las cosas se van complicando en alto grado al llegar a la glorieta que encausa los vehículos hacia el puente de guadua para continuar rumbo a Siberia, de allí en adelante se viene al vía dolorosa.
Sin importar que tiene doble calzada de oriente a occidente, como de occidente a oriente, desafortunadamente es una vía a más de excesivamente transitada con una general ausencia de iluminación, ante lo cual los conductores deben extremar cuidados en la operación, pero lo peor -y ¡es aquí donde nace mi preocupación!- son los ciclistas que utilizan este tramo, porque son muchos los trabajadores que se movilizan por este medio de transporte, pero lo hacen sin ninguna protección y mucho menos equipos seguridad, las luces de alerta brillan por su ausencia y la oscuridad pone en alto riesgo tanto a biciusuarios como a conductores. Confieso que mi sorpresa por el riesgo y despreocupación fue grande, se trata de obreros y empleados de las diferentes empresas que funcionan en el sector, los que al no tener otro medio más seguro para transportarse lo hacen en su bicicleta, pero repito sin ninguna precaución ni control.
Sería muy acertado que las autoridades tanto de Bogotá como Cundinamarca, tomaran cartas en el asunto, no se trata de coartar a los ciclistas el uso de la vía, solo se tata de organizar, exigir el cumplimiento de la mediadas, el uso de los chalecos refractivos, los cocuyos traseros, por favor las luces delanteras, porque ni ellos ven por donde se desplazan.