En el siglo VI, Dionisio el Exiguo, basado en la Biblia y otros datos, fijó el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre del año 753 ab urbe condita (desde la fundación de Roma, a.u.c.) que devino luego el año 1 después de Cristo. A finales del siglo XVI el papa Gregorio promulgó el llamado calendario gregoriano, que rige hoy en casi todo el mundo. De ahí que ahora no contemos los años a.u.c. y los cristianos celebremos la Navidad el 25 de diciembre.
San Nicolás de Bari (ciudad donde reposan sus restos) es un santo obispo del siglo IV que utilizó la gran fortuna heredera de sus padres para repartirla entre los pobres a los que hacía regalos en la época de invierno, particularmente Navidad. Se cuenta que un padre pobre había pensado en prostituir a sus hijas para sobrevivir, pero san Nicolás arrojó por la ventana unos zapatos con oro (o arrojó una monedas que cayeron en unas medias) para salvarlo de semejante cosa.
La fiesta de San Nicolás se celebra la víspera del 6 de diciembre en Holanda (donde se llama Sinterklaas) y Bélgica (Père Noël), a donde llega el 5 de diciembre en barco desde España, acompañado de un esclavito negro y lleno de regalos para los niños bien portados (no incluye a Roy Barreras).
En España los regalos los llevan los Reyes Magos y en América Latina el Niño Dios.
Cuando los holandeses fundaron Nueva Amsterdam (1624, hoy Nueva York), llevaron consigo a Sinterklaas). En 1809 Washington Irving escribió una Historia de Nueva York, satírica y burlona, escrita según el propio Irving por un tal Dietrich Knickerbocker como medio para recaudar fondos para pagar la que tenía en una pensión. Uno de los personajes es Santa Claus, inspirado en Sinterklaas. Años más tarde, Clement Clark Moore publicó un poema en el que Santa Claus ya es un personaje gordo que hace regalos a los niños y se transporta en un trineo tirado por renos. El dibujo de 1863 del Harper’s Weekly, que muestra un Santa más o menos como lo conocemos hoy, ya no tiene nada que ver con San Nicolás.
Pero fue en 1931 cuando Coca-Cola dio vida al personaje con sus características actuales. Desde entonces se ha ido extendiendo por el mundo como herramienta publicitaria y sustituyendo al Niño Dios, aunque Sinterklaas sigue vivito y coleando en Holanda.
El pesebre o “belén” -como lo llaman los españoles- es una tradición de la iglesia católica desde que lo creó San Francisco de Asís en Greccio (Italia) en 1223 en vivo, con un buey y un burro reales, y las figuras de la Virgen, San José y el Niño rodeados de pastores y la fulgurante estrella encima del pesebre (no debajo, como en la basílica del nacimiento en Belén, Israel). Gracias a Dios, en Colombia aún no hay Santa que pisoteé el pesebre, alrededor de cual aún se reza la novena y se cantan los villancicos. Ah, y se comen los buñuelos y el arroz de leche.
Es claro, sin embargo, que en la Navidad de hoy, que es como sabemos la conmemoración del nacimiento del Niño Dios, Jesús no siempre es invitado, bienvenido ni mencionado. Está Santa con sus regalos para la familia, el jefe, la secretaria y otros personajes. Y la publicidad comercial que inunda los medios para que usted compre el último televisor y celular. ¿Y los pobres? ¡A poco que nos acordamos de ellos!
Por supuesto que Santa es un verdadero intruso enemigo de las tradiciones cristianas y hay quienes así lo expresan.