La pandemia sigue haciendo de las suyas en Colombia. Llevamos semanas con aproximadamente 500 muertos diarios y aunque en Bogotá se haya anunciado que no habrá quinto pico, el panorama en el resto del país y aún en la capital, no es alentador. Si bien es cierto que el plan de vacunación viene avanzando positivamente, uno de los elementos básicos para contralor la pandemia está fallando: las pruebas.
La semana pasada el ministro de salud, Fernando Ruiz, a través de su cuenta de Twitter, cómo un niño chiquito le “dedicaba” las 438.438 vacunas que se pusieron el 7 junio, a los que no creían en su gestión. (https://twitter.com/fruizgomez/status/1413114128252739585?s=24)
Qué maravilla que estemos avanzando en ese plan, pero todo un señor de Estado no debería entrar en esas dinámicas de salón de clase. Un funcionario no tiene por qué restregar a ningún ciudadano los resultados de su trabajo. Es su función hacerlo bien y para eso se le paga con los impuestos de todos los colombianos.
Pero más allá de lo anterior, en estos momentos la estrategia contra el covid-19 tiene una falencia sustancial, la capacidad de hacer pruebas y el tiempo de respuesta a las mismas. La estructura de laboratorios que realizan las pruebas PCR en Colombia sigue dando resultados casi igual de demorados a cuando todo empezó. Las EPS siguen tardándose hasta una semana en ir a tomar la prueba de un paciente sospechoso de covid a su casa y los resultados se entregan con más de dos días de espera. A todo esto, la respuesta del gremio de la salud es qué hay mucha fila en los laboratorios y ha habido demoras en el pago por parte del gobierno. De esa manera no hay pandemia que se pueda contener.
Si no se tiene la capacidad económica para pagar una prueba PCR a un laboratorio privado que cuesta aproximadamente $270.000 para que entreguen el mismo día, un ciudadano está sometido las demoras del sistema de salud con las pruebas que está descontrolando el contagio.
Por cierto, es inaudito que las pruebas privadas no hayan bajado de precio en un año y medio de pandemia. El costo de las mismas se ha mantenido tan elevado, entre otras cosas por la demanda, la falta de competitividad del sistema de salud y vaya uno a saber por qué más.
¿No se supone que esas largas cuarentenas a las que nos sometieron eran para preparar el sistema de salud? Prepararlo no implicaba sólo aumentar la capacidad de UCI, se trataba también de generar una estructura robusta para hacer pruebas que hoy no tenemos. La vacunación es sin duda una de las estrategias, más no la única. Estamos viendo nuevas variantes que están asustando a países desarrollados y bastante avanzados en la vacunación como el Reino Unido y Estados Unidos, en donde las pruebas están dispuestas de manera gratuita y abundante por la importancia de las mismas.
Así que si queremos manejar realmente bien este fenómeno natural que nos tiene agobiados a todos, hay que espabilar con la capacidad instalada para hacer pruebas y entregar pronto sus resultados.