Para hacer un mundo más justo, no hay otro camino que el Evangelio. “Yo soy el camino la verdad y la vida” (Jn. 14,1), dijo el propio Jesús de Nazareth. Son llamados que recibimos para darle sentido y seguridad a nuestro vivir, con la ayuda de lo alto. Entonces, lo más venturoso será decir: “Si, ¡Señor, seguiré tus pasos!”.
Está reciente aún la celebración de la Navidad, y se acerca la Cuaresma como preparación a la Semana Santa. Son ocasiones en las que nuestra buena madre, la Iglesia, nos concede oír los llamados de Dios, y que no sea inútil nuestro vivir en este “valle de lágrimas”. Somos invitados a transformarlo en segura “antesala del cielo”. ¡Qué ventura tan grande saber para donde vamos!
Alguien que debía atravesar una montaña de bosques espesos, estaba perplejo sobre cómo comenzar. En ese momento un hombre robusto, vecino de esos lados, se le presenta y le ofrece llevarlo adelante en esa travesía. “¿Estás seguro de salir adelante?”. El providencial oferente de ser portador le dice con seguridad: “tranquilo, Yo soy el camino. El viajero, muy seguro, aceptó. Pues, en el intrincado trayecto de nuestro vivir, es el Niño del Pesebre, el Jesús de tan maravillosas enseñanzas, el Jesús que carga con pesada cruz y muere en ella por nosotros, quien se levanta del sepulcro y nos envía a difundir su mensaje al mundo entero. Él nos ayuda y está siempre con nosotros. “Yo he vencido al mundo” (Jn. 16,25), dijo el mismo Jesús, que se presenta como “Camino, Verdad y Vida” (Jn. 14,15).
Cada día trae su afán, y cada época especiales circunstancias qué afrontar. En cada momento Jesucristo hace oír su voz orientadora por aquellos a quienes ha constituido en su Iglesia sus enviados, y les mandó difundir su mensaje. Y, agrega: “quien a vosotros oye a mí me oye” (Lc.10,16). Fieles a ese envío del Señor, los Obispos de Colombia en Conferencia Episcopal, en estos días, han recordado la situación del País y han lanzado nuevo documento como insumo sustentador que Sacerdotes, Religiosos y Laicos, han de asumir para prestar eficientes servicios de real respuesta de cómo actuar, y qué hacer, como verdadero medio para salir adelante.
Necesitamos crear un real clima de paz con el esfuerzo de todos, con urgente y eficaz labor de conjunto ante la situación de cada Diócesis y Parroquia, en armonía con planes concretos, para dedicación del Clero, de Religiosos y de Laicos. Bien por esos pasos concretos de nuestros Pastores bajo directiva responsable de Mons. Luis José Rueda, Presidente de la CEC, y de Mons. Juan Carlos Barreto, Presidente de la Comisión de Pastoral Social.
Adelante, pues eso mismo es cuanto quiere el Señor Jesús. Es práctica de vida espiritual preguntarse en cada ocasión: “¿Qué haría, en este momento, Cristo?” Entonces, como algo a realizar con alegría y esperanza, como contribución a positivos planes nacionales, y con nuevas luces, vamos viendo el camino, y, con redoblada fe, tomamos nuevo impulso y le decimos a Jesús: “¡Seguiré tus pasos”!