Día a día el creyente va recibiendo insistentes llamados hacia aspectos importantes de su fe encaminados a su cultivo espiritual, fundamentales para su vivir como humano. El Papa, Pastores de la Iglesia Católica, y directivos de otras confesiones religiosas serias, se refieren constantemente a temas económicos, culturales o ecológicos, pues no son extraños al bien integral desde ser humano, le insisten a los técnicos en cada materia a cumplir a conciencia, y plena responsabilidad, su servicio a la humanidad, sin perder de vista su dimensión espiritual, fundamental para conseguir su salvación.
No son extraños a la labor de los directivos espirituales los temas humanos en la tierra, y es deber ocuparse de ellos en la medida de su misión, pero no se pueden quedar en esa dimensión sino que deben manifestar la indispensable conexión de buen tratamiento de ellos con el pleno bien del ser humano, dotado de materia y espíritu, y recordar que todo debe contribuir a su eterna salvación. La iluminación de todo lo relacionado con la Amazonía está dentro de la orientación que ha de dar la Madre Iglesia, y de allí, sus tareas en Roma en Sínodo de este octubre, y, también, como iluminación para el bien general, está dar llamados a cumplir con la Patria en jornadas electorales.
Con acento clamoroso recibimos del Papa Francisco, con especial instancia, que en este octubre, y como impulso a una labor de permanente proyección, tengamos presente la dedicación que ha dado la Iglesia Católica a impulsar la labor misionera, y, bajo el amparo de María Santísima, madre del primer Misionero, Jesús. En las distintas regiones del mundo, entre ellas en Colombia, se ha escuchado el llamado pontificio, y en la gran mayoría de las Parroquias, se han desplegado, especiales e intensas actividades encaminadas a esa vivificante labor, con el propósito de resultados espirituales no solo de momento, sino con estable proyección.
Ha invitado el Papa a que cada creyente realice cada día alguna actividad o gesto impregnado de su deber misionero de difundir el caminar en la fe con su testimonio, y, con palabras prudentes que inviten a difundirlas. Este ejercicio, primera obra de misericordia, traería el saludable fruto de revitalizar el encuentro personal en Cristo y a recordar el ejemplo edificante de los santos, comenzando por los de nuestro país.
Al lado de esa primera y principal acción misionera, vienen las recomendaciones a la oración para que Dios vivifique esa labor, y a la atenta lectura y escucha de algún aparte de la Sagrada Escritura, aplicándolo a la propia vida. Recomendable echar mano de folletos bien preparados que traen las lecturas propias de la liturgia de cada día, y, también, realizar diariamente otras posibles acciones benéficas en tónica con toda la exhortación papal, como es la de dar alguna limosna, o la práctica de alguna de las demás obras de misericordia.
Estos llamados del Papa son un tratado sencillo de espiritualidad con raíz en el deber misionero, que, cumplido bajo el amparo de la Virgen Santísima y enriquecido con la meditación y recitación de los Misterios del Santo Rosario, son prenda de seguridad de avance misionero y crecimiento espiritual de cada persona.
*Obispo Emérito de Garzón
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