Hemos destacado, en anteriores comentarios, el sentido y estilo de marcha del reciente Sínodo, que fue claro modelo de “asambleas vivenciales”, en la Iglesia Católica. Hemos presentado, también, el contenido general del cual se vio, al final, amplio “informe”, en tres partes, precedidas de jugosa Introducción. Pienso de interés, para quienes esperan la voz de esa “madre y maestra” como es la Iglesia, compartidos brevemente, los principales temas, cuyo próximo estudio, a fondo, será de gran beneficio para la familia humana. Al acércame a tan respetable documento encontré un centenar de sobresaliente interés, algunos de los cuales menciono luego.
En la Primera, Parte, “El Rostro de Iglesia Sinodal”, se alude a puntos básicos como estos: la rica y viva Tradición del Cristianismo, con más de dos milenios; el experimentado caminar cristiano dando la mano a la humanidad, a la que asiste la Trinidad que ha difundido su infinita sabiduría en los diversos contextos culturales. Es preciso que haya efectiva conversión personal, con definida espiritualidad, que se realizó en este camino sinodal, en ambiente de discernimiento y libertad ante las novedades.
En esa misma Primera Parte, se destacan los fundamentales aportes del Bautismo, Confirmación y Eucaristía, con acercamiento y acrecentamiento al “sensus fidei”, que no limita, sino que fortalece la comunidad. Esa comunidad ha de tener en cuenta a los pobres, con muchos rostros en la familia humana, que defiende la vida desde los niños por nacer, los débiles, ancianos, vacíos espiritualmente, los sin rumbo en la vida. Para todo ello hay llamado a sencillo aclimatación de la Liturgia, y cultivo de enriquecedora piedad popular, como el Santo Rosario, y la participación en la Sagrada Eucaristía.
Se pone de presente que el cristianismo no puede estar de espaldas, sino ser promotor del “bien común”, y allí participe del cuidado del planeta, “casa común”, en lo cual ha insistido, grandemente, el Papa Francisco.
Culmina esta Primera Parte con llamadas a empeños por fortalecer la vivencia de todo lo anterior y con caminar recibido del vivir cristiano. Hay llamado a abordar el conocimiento y práctica del amplio mensaje del Vaticano II, al acercamiento a lo proclamado por nuestros hermanos de Iglesias Orientales, en espiritualidad de respetuoso ecumenismo, manteniendo en firme, pero sin arrogancia, el “ministerio pretino” de sus Sucesores en Roma. Es elemento de unidad el avance en cuanto a la unificación de la Pascua, y el llamado a enriquecimiento en “hospitalidad matrimonial”, entre personas de distinto rito.
Comenzando a destacar temas de la Segunda Parte, sobre “Discípulos Misioneros encontramos verdades básicas, como que la Iglesia misma es Misión y que la familia es “columna vertebral” en ella. Se trata de una gracia comprometedora, en la que han de estar unidos “carismas y ministerios”, con presencia del laicado y proyección “ad gentes”, a “todas las naciones” (Mt. 28,19), viviendo, allí en insistente gran apertura.
Hay referencia a labores y vida consagrada de la mujer en la Iglesia, aunque con menos participación ministerial en la tradición judía y cristiana. Es tema que será abordado en próximas labores sinodales. (Continuará)
*Obispo Emérito de Garzón
Email: monlibardoramirez@hotmail.com