Varios son los numerales del “Informe del Sínodo”, todavía en la Segunda Parte, y anuncio de subsiguiente profundización y definiciones en una “Iglesia Viva”, como la animada por este Sínodo en relación con “vocación y misión”, también en la Iglesia, de la mujer. Allí comenzábamos a mencionar, en la entrega anterior su presencia en organizaciones laicales, y en atención en Parroquias. Resalta el Documento que las mujeres tienen la misma dignidad bautismal del varón, y que han sido las primeras en percibir lo trascendental en la Iglesia como María Magdalena en cuanto a la Resurrección del Señor, y María, la Madre de Jesús.
Sobre Comunidades Religiosas, tanto las masculinas como las femeninas, se reclama debida atención de los Obispos con llamado a vivir en “Comunidad Eclesial” y “Solidaridad Misionera”. Allí es en donde es preciso saber ubicar los “dones carismáticos y los jerárquicos”, todos al servicio del Pueblo de Dios, conscientes de capacidades y limitaciones. Se Alude al tema del “celibato”, como “don de Dios en la Iglesia”, que requiere cuidado especial.
La III Parte, se refiere el comprometedor tema de la “Construcción de Comunidades”, y vuelven a aparecer temas fundamentales como Formación de ella, al estilo trazado por Jesús, con “familia” a la base de la sociedad y del modelo cristiano, “discernimiento y dialogo”, con especiales precisiones sobre “amor y verdad”, y al indispensable “encuentro con Jesús, de cada cual, en real conversión personal”.
Hay llamado al aprecio y vinculación con Instituciones existentes en la sociedad, a adoctrinamiento a “Camino Sinodal”, a una cualificada educación sexual y afectiva, al acercamiento a las diversas culturas, y, en nuestros días, a la “cultura digital”, y a modalidades exigidas en aislamientos necesarios en pandemias.
Hay, especial llamado a no perder de vista puntos fundamentales como el conocimiento y vivencia tanto de la Palabra de Dios, como sobre La Iglesia, gran comunidad a la cual se han unir las familias, y que se sientan parte de ella como “comunidad” de comunidades. De allí surgirán Parroquias, y Diócesis, en gran espíritu de “comunión y participación”, realizando Pastoral con vivencia de “Camino Sinodal”. Tenemos, insistente invitación a saber apreciar los valores e instituciones, insistentes, con vigorización de Pastoral a nivel de Provincia Eclesiástica, y también Asambleas Continentales, con Conclusiones para efectivas realizaciones.
Se insiste la importancia de aplicar una “circularidad dinámica”, con gran sentido de “corresponsabilidad diferenciada y de apertura” a cuanto venga en la Segunda Asamblea, que será continuación de esta Primera que acaba de celebrarse. Sus frutos se colocan en manos de María Santísima, “signo de esperanza segura y consuelo al caminar del pueblo de Dios”.
Como referencias para continuar el viaje sinodal se señalaron: 1º.- La proclamación del Reino en Parábolas; 2º.- Asumir la realidad de semilla que cae en tierra para convertirse en poder vital para muchos; 3º.- La difusión de la Cultura inmersa en la Palabra de Jesús, para revivencias; 4º.- Abrir paso a cada una de las Propuestas de este “Informe”.
*Obispo Emérito de Garzón
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