Obras póstumas hay muchas, he consultado extensa lista de más de dos mil quinientas publicadas después de la muerte de sus autores, unas porque así ellos lo quisieron, otras sin terminar, ciertas por incumplimiento de la decisión de que se mantuvieran inéditas, títulos encontrados al desgaire: El Diario de Ana Frank; El Proceso, de Kafka; Lagartija Sin Cola, de José Donoso; Los Caprichos de la Suerte, de Pio Baroja; El Original de Laura, de Nabokov; Memorias de Un Loco, de Gustavo Flaubert.
Sorprende la aparición de “En Agosto Nos Vemos”, de Gabriel García Márquez, a diez años de su partida en el 2014, recopilada por sus hijos y editada por Random House, que algunos críticos dicen no ha debido editarse.
Cada mes de agosto, a partir de los cincuenta, Ana Magdalena Back toma el transbordador a la isla del Caribe donde está enterrada su madre, quiere convertirse en persona distinta, una noche al año trata de superar el inexorable paso del tiempo, recobrar el poder femenino, la novela es homenaje al deseo y la sexualidad. Conoce primero a un ingeniero un poco menor que ella en el hotel donde se alojaba ingresando al apasionado romance, de los que acumula una vez, en la misma fecha.
Casada con el director de un conservatorio, lectora de novelas raras, madre de dos hijos melómanos, ¨tomó ginebra y se acaballó sobre él hasta el alma y lo devoró para ella, hasta que ambos quedaron exhaustos en un caldo de sudor. Permaneció encima, luchando a solas contra las primeras dudas de su conciencia, bajo el chorro caliente y el sofocante ruido del ventilador, hasta que se dio cuenta que el no respiraba bien abierto en cruz bajo el peso de su cuerpo. Entonces se tendió boca arriba¨ Tras él irse encontró dentro de su bolso un billete de veinte dólares recuerdo del devaneo y en otro de los encuentros, después de idílico goce su pareja de turno le dejó una tarjeta de presentación, se trataba de un lujurioso obispo protestante ¨que la estremeció hasta el alma y la besó mientras le quitaba la ropa, pieza por pieza, Ana Magdalena regresaba al continente y hallaba distante a su esposo, sus hijos dedicados a la música, retornaba rumiando amores caprichosos.
Los lectores de Gabo disfrutamos con las ciento cincuenta páginas de en Agosto Nos Vemos. Excelente prosa e imaginación, la ilustración del libro a cargo del español Gabriel de las Heras sobresale, el único escritor colombiano ganador del Premio Nobel de Literatura sigue cosechando triunfos, inclusive después de su muerte, configura reflexión, anhelos, misterio y libertad. El homenaje a Mendelssohn y William Faulkner queda registrado, la invención priva. Leer Cien Años de Soledad, sus otras ocho novelas, cuatro cuentos y tres narrativas que comprenden su legado es experiencia inolvidable. García Márquez afirmaba: ¨Lo único que me duele al morir es que no sea de amor”.