Retos europeos ante las nuevas condiciones de Washington | El Nuevo Siglo
LA jefa de la diplomacia de la UE, Kaja Kallas, dijo esta semana que Trump "tiene razón" cuando sostiene que los países del bloque europeo no gastan lo suficiente en defensa. /Archivo AFP
Viernes, 24 de Enero de 2025
Giovanni Reyes

La nueva presidencia de Donald Trump ha sido un factor fundamental en la reconfiguración de un nuevo escenario en las relaciones internacionales, lo que incluye a Europa. Es evidente que otras regiones también se verán afectadas, tales los casos de las economías emergentes de Asia, África, América Latina, el Este de Europa. Los retos a enfrentar son significativos. En esta nota nos concentramos en la perspectiva europea.

Un elemento decisivo a tener en mente es el peso que Estados Unidos ha tenido en el actual proceso de globalización. Ha ejercido esta potencia, un notable liderazgo, pero con Trump de nuevo en la Casa Blanca se pueden vislumbrar tres tendencias esenciales: (i) aislamiento del liderazgo estadounidense en las relaciones del ámbito foráneo; (ii) China tendería a llenar ese vacío, situación que se pudo confirmar en la primera presidencia del actual mandatario en Washington; y (iii) reconfiguración de relaciones y respaldos a partir de las políticas de países emergentes.

En el caso particular de Europa, uno de los principales desafíos es enfrentar las nuevas realidades de la relación transatlántica. Durante su primera presidencia, Trump cuestionó abiertamente la relevancia de la Otan y presionó a los países europeos para que aumentaran sus contribuciones financieras a la alianza.

En su segundo mandato, se espera que estas demandas se intensifiquen, poniendo en riesgo la cohesión de la organización. Europa se puede dar cuenta que, en materia de seguridad, en lo comercial y financiero Estados Unidos se muestra como un socio volátil; se ve erosionada su confiabilidad.

Además, la posibilidad de una postura menos comprometida de Estados Unidos en la defensa de Europa podría obligar a los países europeos a reforzar sus capacidades militares y a buscar mayor autonomía estratégica, lo que podría generar tensiones internas entre los miembros de la Unión Europea (UE). Nótese desde ya, y debido a varios temas, las posturas contrastantes de varios miembros: Alemania, Francia frente a las posiciones de Hungría, Polonia e Italia.

En la esfera de relaciones económicas, las políticas proteccionistas de Trump concretadas en las amenazas de imponer aranceles durante su primer mandato, fácilmente pueden tener una actualización aún más lesiva para el crecimiento mundial basado en las ventajas comparativas y competitivas de la actual globalización.

Sectores clave como el automotriz, la tecnología y la agricultura podrían verse afectados por medidas que limiten el acceso de productos europeos al mercado estadounidense. Pero también las otras naciones pueden actuar recíprocamente y aislar también a la potencia norteamericana.

En este sentido particular, Europa enfrenta el reto de responder a estas políticas sin desencadenar una guerra comercial que dañe a ambas partes. Es de evitar peligrosos juegos perder-perder; transacciones que al menos en el corto plazo, puedan dar la impresión populista de bienestar. Todo esto podría requerir negociaciones comerciales complejas dentro de los Estados miembros, algo difícil de lograr en un contexto de intereses divergentes, dado, de nuevo, los diferentes subgrupos dentro de los esfuerzos de integración en el Viejo Continente.

La perspectiva de la política del trumpismo respecto a acuerdos internacionales, especialmente multilaterales, también constituye otro desafío para Europa, incluyendo las actividades relacionadas con el calentamiento global. La retirada de Estados Unidos de acuerdos internacionales como el Acuerdo de París durante su primer mandato dejó a Europa con menos aliados en esta lucha. Y esta ha sido desde ya una de las primeras disposiciones de Trump desde Washington.

Es casi certero, puede apostar por ello: con Trump nuevamente en la Casa Blanca, Estados Unidos adopta una postura menos cooperativa en cuestiones ambientales, lo que podría dificultar el avance de iniciativas globales que son estratégicas. Europa tendrá que redoblar sus esfuerzos para mantener el liderazgo en este ámbito y muy probablemente buscar nuevos tratados.  De nuevo aquí, China, por no decir el bloque de los Brics, puede copar un espacio de relaciones internacionales estratégicamente funcional.

Otro tema clave es la política energética. En este sentido, las medidas del trumpismo pueden impactar de manera inmediata y sostenible las condiciones de Europa. Si Estados Unidos decide priorizar su producción interna y limitar las exportaciones de energía, Europa podría enfrentarse a dificultades para diversificar sus fuentes energéticas, especialmente en un contexto de transición hacia energías renovables y reducción de la dependencia del gas ruso. Aquí el enredo pasa por solventar -si es que existe auténtica voluntad política sostenida- sangrientos enfrentamientos actualizados, incluyendo Gaza, Medio Oriente en general, Sudán, Ucrania, Rusia, Nagorno Karabaj.

Europa se encuentra en un momento complejo tratando de hacer prevalecer su unidad operativa, sus fundamentos heredados de la Ilustración, su vigencia como bloque internacional, como el tratado de integración que más ha avanzado en el mundo. Enfrenta ahora una combinación de retos políticos y económicos en el contexto de la segunda presidencia de Trump.

A fin de superar las estridencias desde Washington, será fundamental que los países europeos fortalezcan su unidad interna, refuercen sus alianzas internacionales alternativas y busquen mayor autonomía en temas como la defensa, comercio y energía. De esa manera el Viejo Continente podría navegar con ventajas en aguas tempestuosas con epicentro en Washington. Se trata de enfrentar los retos de un mundo multipolar con las influencias de desarrollos tecnológicos que no eran identificables tan sólo hace 15 años.

*Ph.D. University of Pittsburgh/Harvard. Profesor Titular, Escuela de Administración de la Universidad del Rosario