Abordar la situación actual de Colombia no es tarea fácil. En primer lugar, nadie ha podido explicar cómo es que Gustavo Petro, quien durante cuatro décadas buscó el poder, al alcanzarlo, desde el primer momento se ha dedicado a malgastarlo haciendo todo lo contrario de lo que cualquier líder político haría, no solo para justificar su larga lucha, sino para demostrar que todo aquello que proponía era capaz de realizarlo. Sin embargo, sus discursos sobre un ‘cambio’ hasta en la estructura del Estado no solo se han quedado en una narrativa sin fondo y sin fin, sino que abandonó la idea de gobernar y se quedó en el papel de candidato que, incluso hoy, le hace oposición a su propia gestión.
A Petro no le gusta, no quiere o no sabe gobernar. Su mandato, en lugar de resolver problemas, ha creado tantos y en tantas áreas que por donde se mire todo es un caos. Nos aterroriza la situación de orden público en todo el territorio nacional. Igualmente, nos escandaliza la forma en que se destroza el sistema de salud de los colombianos. Nos asusta escuchar a los expertos hablar de la grave crisis económica del país. Y, en medio de todo, diariamente aparecen peores casos de corrupción que minan la esperanza de quienes hacemos fuerza para que la situación mejore o, por lo menos, no empeore.
La denominada ‘paz total’ ha quedado reducida a una peligrosa estrategia política. La situación del Cauca es desgarradora, pues cada día son más crueles los sangrientos ataques de las Farc a poblaciones desprotegidas en medio del fuego cruzado entre aquellos criminales que defienden las rutas del narcotráfico y unos soldados y policías desamparados por sus superiores. Y el gobierno, en lugar de reforzar y consolidar la seguridad en aquellas zonas, se limita a unos inútiles consejos de seguridad. Pero no solo es el Cauca. Un informe de la Defensoría del Pueblo, sobre el ‘Panorama de derechos humanos’, señala que la población civil está amenazada en 430 municipios de 22 departamentos; más de media Colombia. Y el mismo estudio indica que en aquellas regiones las acciones delincuenciales de los grupos criminales de todos los pelambres han crecido exponencialmente entre 2023 y 2024. Las cifras son espeluznantes. Sin embargo, el ministro de Defensa solo existe en la nómina y para Petro es ‘inamovible’.
El tema de la salud es igual o peor. Lo que hemos visto los colombianos frente a la escasez de medicamentos, las EPS improvisada y caprichosamente intervenidas, las interminables filas para conseguir una consulta médica, entre otras situaciones, evidencian un grave deterioro del sistema de salud. Al comienzo del gobierno creíamos que con la ministra Corcho se vislumbraba una catástrofe; llegó Jaramillo y resultó un cataclismo, no solo por su vulgar y arrogante forma de actuar, sino por las terribles decisiones que toma y de las cuales nunca asume la responsabilidad.
Lo más grave de todo cuanto está ocurriendo en Colombia es que sea propiciado por el mismo gobierno, por acción u omisión, como si fuera una directriz de Petro quien, además, se ocupa minuto a minuto en cazar peleas con toda persona que lo critica o le advierte sobre los errores que a diario comete. Debemos decir, cada día con mayor preocupación y sin caer en el peor de los pesimismos, que la situación política y social de Colombia está tocando fondo.
@ernestomaciast