Es comentario general de periodistas y escritores el tema del desarrollo histórico de la elección presidencial en Estados Unidos, quienes sostienen que faltan más sorpresas del obsesivo perdedor Donald Trump, quien agita sus ataques, basado en que ha sido víctima de fraude en el conteo electoral.
Los escritores Mark Singer y David Remnick, afirmaron desde 1974, en la revista -The New Yorker- que Trump, daría mucho de que hablar por su temperamento sensacionalista y que no podían imaginar a Donald de candidato por su perfil, como apostador de casino en medio de sus propiedades de finca raíz en Nueva York.
Y sumaron no pocas discusiones con sus invitados a prolongadas jornadas de golf, su deporte favorito, en el que siempre se declaraba ganador. Recuerdan que, en el año citado, “Era visto como un hombre de ego rampante, con fondos holgados y más necesidad de atención que un recién nacido”.
Singer, recuerda que Trump era asistente a las temporadas de lucha libre en las que organizaba apuestas y, al final, esperaba que lo entrevistaran comentaristas y narradores en radio, que se manifestaban molestos por sus declaraciones llenas de irrefrenable vulgaridad, ante quejas de oyentes apostadores.
Analistas políticos en 2011, quedaron expectantes en una cena para medios de comunicación, en la que el ángulo desabrochado de Trump fue alardear que él era un buen humorista, como personaje del encuentro social en el Hilton de Washington.
El otro escándalo se centró en su oficina de la Torre Trump, en Nueva York, donde inventó que tenía invitaciones políticas especiales para ocupar la presidencia del partido Republicano, entre aspirantes al Congreso. Los editorialistas, luego de escucharlo consideraron que “Trump, era tan solo un megalómano mentiroso de Manhattan” y, agregaron que “es un multimillonario, que pretende volverse el guardián del orden mundial”.
Jorge Ramos, periodista de México, sostuvo en Univisión, luego de elecciones en Estados Unidos, que “el error fue creer que estábamos frente a un payaso, a una caricatura o a un fanfarrón y que, iba a desaparecer por el enorme disgusto y rechazo, similar a la disconformidad que se originó en 2015 cuando Trump aseguró que sería presidente de la Nación”.
Tomada esta hoja de vida publicada por -The New Yorker- el análisis sobre el reiterado proceso desatado después de elecciones, observa junto con otros medios estadounidenses, que todo parece indicar que Trump no prolongará el reclamo del supuesto fraude electoral.
En consecuencia, América Latina debe mantener claro equilibrio en la medida en que se aproxima la posesión del electo Joe Biden, quién con su vicepresidenta Harris están en etapa de apertura con buena relación hacia Suramérica.
Y para Colombia se abre un capítulo promisorio en relaciones exteriores y en claras condiciones para el Gobierno del presidente Iván Duque y, su equipo. Es oportuno impulsar, en consecuencia, reactivación económica, empleo y nuevos valores exportables, mediante negocios en áreas de agro, ganadería e industria de micro, pequeña, mediana y gran empresa. El resto es cuento viejo de un perdedor.