“Gané esta elección y por mucho”, fue la última mentira; el iluso remate de Trump. El engaño ha sido su escudo. Sus trinos, declaraciones, alocuciones y apariciones llevan inmersa la patraña. Sus engaños son moneda corriente. Muchos colombianos, funcionarios del gobierno Duque y representantes del Centro Democrático, creyeron estar en la tierra de Cayita y se la metieron toda para elegir al republicano. Ganaron La Florida, pero malograron las buenas relaciones USA-Colombia.
Por fortuna, llega un Presidente ecuánime, recto y honrado que, seguramente no le cobrará semejante atrocidad al uribismo. Es un hombre que no sataniza, amante de la unidad, del futuro libre y justo, de la restauración del alma de los Estados Unidos, que trabajará hasta por aquellos que no lo acompañaron con su voto.
La experiencia y la sabiduría que los años han depositado en el Presidente Biden abren las puertas a un mundo con buenos gobiernos, visionarios dirigentes y emprendedores empresarios que construirán el camino para derrotar la pandemia, mitigar la pobreza con certera equidad, alcanzar y fortalecer la paz mundial, institucionalizar el control climático, desnarcotizar las relaciones entre las naciones y fortalecer a los líderes para que actúen con convicción.
Biden no es un revanchista, con el que podemos nivelar las cargas que quisieron desestabilizar ciertos anfibios, dada su amistad con Colombia y con nuestro Premio Nobel de Paz, Juan Manuel Santos.
Necesitamos fortalecer el proceso de paz, sin el apellido que le aplicó Duque, eliminar el torpe propósito de las fumigaciones con glifosato, considerado funesto por el excanciller Julio Londoño, quien logró superar con éxito el conflicto y la demanda de Ecuador por la utilización de ese deforestador elemento en la frontera.
Biden y Kamala, nos ayudarán a sostener una política para defender los Derechos Humanos, la vida de los líderes sociales, afros y defensores ambientales, la desnarcotización de nuestras relaciones, los derechos de laborales, la reafirmación de la JEP y demás organismos de nuestra justicia, y tantas cosas más que, trabajadas en común, nos pueden llevar a un final feliz.
Hay barreras que debemos superar, como el irracional disparate de intervenir en las elecciones gringas, a través del embajador Pacho Santos y empleados consulares de Miami, la errónea cancillería y las fatales actuaciones de Cabal y el representante elegido por los residentes en el exterior.
Ese gastado “castrochavismo”, socialismo e izquierdismo, con los que descalifican a los no uribistas, puede costarles mucho durante el “ojo con el 22” de Uribe.
Los modernos discursos de Biden y Kamala deberían entronizarlos a los precarios pareceres del Centro Democrático y a las mentalidades “ubérrimas”, “palomas”, bachilleres y demás delirantes. Solo así podríamos llevar a Colombia por los verdaderos caminos de la paz, el progreso, la riqueza, la recuperación y la felicidad.
BLANCO: La aparición de la vacuna de Pfizer, pondrá fin a la pandemia. Triunfa la ciencia.
NEGRO: La crisis en la revista Semana, es un rudo golpe a la independencia periodística en Colombia.